'Anatomía de Grey' suma y sigue. 13 temporadas lleva en antena y el próximo otoño estrenará la 14ª. Por si esto fuera poco, la cadena ABC ha dado luz verde a un spin-off de la serie (¡¡a estas alturas!!) centrado en el cuerpo de bomberos (¿¿una serie de bomberos ahora que 'Chicago Fire' va camino de su 6ª temporada??). Amo la serie por encima de todas las cosas, por lo que jamás en la vida me quejaré de que su final no llegue nunca. Y es que, de hecho, parece que tenemos 'Grey' para rato. ¿Querrá Shonda llegar a las 15 temporadas?
Si hay algo que tiene a su favor 'Anatomía de Grey' es su reparto. Un reparto que no se resiente a pesar de las inevitables salidas que se producen temporada tras temporada. La última, conocida desde hace semanas, ha ido dejando pistas de cómo se produciría, aunque lo cierto es que no ha sido, desde mi punto de vista, nada satisfactoria. Y me molesta que un personaje tan bueno como ése tenga que decir adiós siendo incoherente consigo mismo. Tampoco me ha gustado este año lo mal que han llevado el embarazo de una de sus actrices, cuya trama iba a ser uno de los platos fuertes de la temporada y que ha terminado resultando una decepción, más que nada porque el personaje ha desaparecido prácticamente sin que nadie preguntase por ella. Pero no todo es malo: Meredith sigue siendo la reina del lugar, los casos médicos siguen sorprendiendo y emocionando a partes iguales y la música sigue siendo uno de sus puntos fuertes.
Después del parón que se produjo tras la emisión de sus primeros nueve capítulos, 'Anatomía de Grey' regresó con un episodio diferente que estuvo protagonizado por Arizona, Bailey y Jo en una prisión. Todo el drama que se creó en torno a Jo, Alex y DeLuca se cerró cuando este último quiso retirar los cargos presentados contra Karev, que terminó pidiéndole perdón. La pena es que esta trama, que al principio de la temporada parecía tan potente, se desinfló y pasó a ser muy secundaria, pues Camilla Luddington se quedó embarazada y su presencia en la serie se ha ido reduciendo de forma considerable. El peor parado ha sido DeLuca, un personaje que llegó a la serie siendo una revelación ganándose el corazón de todos los espectadores, pero que ahora es prácticamente la nada. No sé si volveremos a ver al marido de Jo ("Soy Alex Stevens" ¡el espíritu de Izzie sigue vivo!), pero qué rabia de trama sin final potente, aunque haya servido para ver que Alex es capaz de controlarse a sí mismo.
Otra de las tramas potentes de la temporada ha sido la protagonizada por Diane (LaTanya Richardson Jackson), la madre adoptiva de Maggie que vino para hacernos llorar. Su cáncer de mama inflamatorio (maquillado al principio como una simple operación de aumento de pecho) sirvió para conseguir que madre e hija se reconciliasen ("Encuentra un hombre decente que te quiera sólo un poquito más de lo que tú le quieras a él"). Y ha sido el germen de una de las posibles relaciones amorosas del futuro: Maggie y Avery. Ella empezó echándole en cara que le ocultase la enfermedad de su madre, pero él le hizo ver que cuando Diane supo que se moría, sólo quería estar a su lado. De primeras no estoy muy a favor de esta relación, pero cuantas más vueltas le doy al tema, más veo que nos fueron dejando pistas de lo que estaba por venir. ¡Si hasta Kepner lo tiene claro!
Con los que no parece que va a haber vuelta atrás es precisamente con Kepner y Avery, que se reencontró con su padre (Eric Roberts). En cambio, los que sí se han reconciliado han sido Bailey y Richard, después de que la guerra entre ambos ("Si necesitase ayuda serías la última persona a la que llamaría"), y que involucró a Catherine, Eliza y Meredith (que llegó a ser suspendida de su puesto), haya llegado a su final ("Ellis jamás me perdonó. Se fue a la tumba sin perdonarme. No nos hagamos eso el uno al otro"). Entre medias casi le costó su matrimonio a Richad con Catherine ("Bailey era mi estudiante favorita. Vi todo su camino hasta jefa. Y la pusiste en mi contra"), a la que recuperó gracias a la misión de Bailey ("Mire, ha recuperado a su mujer del trabajo, ahora recupere a su verdadera mujer") y su amistad con Arizona, con la que pasó del "Gracias por estar de mi lado. Eres una buena amiga" al "Necesito algo de tiempo" que le dijo tras descubrir su relación con Minnick (que termina la temporada siendo despedida ahora que por fin han espabilado Bailey y Catherine).
El drama que se han traído entre manos Owen y Amelia, después de hacerles sufrir intensamente, y de aburrir a los espectadores, parece que ha llegado a su final con el regreso a casa de la hermana de Owen. Sí, la hermana desaparecida y dada por muerta que era novia de Nathan y que les tuvo enfrentados al poco de llegar este último al hospital, está viva. Y vuelve a casa. En el peor momento posible, pues Nathan y Meredith habían dado por fin el paso de estar juntos ("Estoy dispuesta si tú lo estás"), superando un avión en peligro y el miedo a contárselo a Maggie ("Eres mi hermana. Y estoy completamente segura de que no te voy a perder por un tipo"). Pero Mer, nuestra Mer, tiene un corazón que no le cabe en el pecho y, aunque le duele, acepta lo que está por venir, pues como bien dice ella, si fuese Derek el que volviese, no se lo pensaría dos veces.
Y llego así a Stephanie, a la que esta temporada han hecho sufrir perdiendo pacientes ("Si realmente no tenemos control, ¿entonces cómo nos atrevemos a decirles que podemos?"), e incluso obligando, tarde, a hacer terapia por la muerte de su novio (Wilmer Valderrama). Su implicación en la explosión (¡qué bien se presentó la trama del violador!) y lo mal parada que ha salido del incendio (¿nadie iba a decirle que estaba achicharrad?) le van a obligar a alejarse del quirófano. Ese quirófano por el que ha vivido desde que llegó a la serie y del que ahora no siente ninguna pena por alejarse. De repente se da cuenta de que ha estado toda su vida viviendo en un hospital y de que es el momento de ver lo que está fuera de él. "Usted me cambió la vida, Doctor Webber. De verdad, me ha enseñado cómo olvidar el pasado y encontrar mi camino (...) Significa que dimito". Y así, de repente, tira por la borda su futuro profesional. Cero coherencia con el personaje.
'Anatomía de Grey' cierra su decimotercera temporada diciendo adiós a Edwards y dando la bienvenida a la hermana de Owen. También despide a Minnick y abre la puerta a un posible romance entre Maggie y Avery. Yo sólo le pido a Shonda que siga haciendo feliz a Meredith, porque cuando ella sonríe, el mundo sonríe. Y que sigamos teniendo estrellas invitadas tan maravillosas (Aida Turturro, Samaire Armstrong, Robbie Kay, June Squibb, Hal Holbrook, Matthew Morrison o la pequeña estrella de 'Big Little Lies' Darby Camp).
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