Vampiros hormonados

Ya está. He pasado la prueba. He visto el “Piloto” del nuevo éxito de la CW: “The Vampire Diaries”. Y no sé si debo decirlo con la boca pequeña pero no me ha parecido tan catastrófico como me esperaba. Después de haber leído alguna que otra entrada sobre la serie, y sobretodo, después de la intensa tarde del viernes en Twitter, estaba preparado para lo peor. Pero al final no ha sido para tanto.

El éxito es más que comprensible: teniendo en cuenta el público al que van dirigidos los productos de la cadena, y el actual boom vampírico, era difícil que la serie fallara (basta con ver sus datos: 4.8 millones de espectadores). ¿Qué podría mejorar en muchos aspectos? Es evidente, para ello tiene toda una temporada por delante.

La trama es bien sencilla, aunque está más que explotada (y eso que yo me mantengo al margen de Crepúsculo y sus pelis y novelas). Chico vampiro que prefiere convivir con los humanos a cargárselos a base de mordidas conoce a chica que acaba de pasar unos meses horribles tras la muerte de sus padres (al menos no es la rarita del insti, no lleva gafas y no es fea a rabiar). De ahí en adelante cada uno se puede imaginar por dónde irán los tiros. Que si nos enamoramos, que si a ver quién lo dice primero…el típico tira y afloja. Y luego están todos los secundarios deambulando por ahí: el ex de la chica que terminará descubriendo que los vampiros caminan entre nosotros, el hermano de la prota, que no pudo superar la muerte de sus padres y se dio a la droga y la bebida o la mejor amiga (que viene a ser una Phoebe Halliwell sin serlo). Y por supuesto el malo malísimo; ese personaje al que todos deberíamos odiar/adorar poco después de verlo, pero que en este caso te deja indiferente. El señor Ian Somerhalder ha pasado de ser un náufrago bondadoso a convertirse en el malo de la función vampírica. Le queda mucho por delante para demostrar lo malo que es, ya veremos. Eso sí, algo le pasa en la cara, porque con cada primer plano suyo veíamos que la comisura de sus labios tenía vida propia.

El comienzo parecía el de la típica peli de terror de vampiros, y si hubiese seguido esa tónica algo “oscura” podríamos encontrarnos ante un producto totalmente distinto. Y luego me entero de que el director del episodio era Marcos Siega (director de nada más y nada menos que 9 episodios de Dexter).

Eso sí, después de ver el capítulo me han surgido varias dudas: ¿por qué el vampiro tiene que poner esas caras de afectado queriendo decir mucho pero sin conseguirlo? ¿por qué hay tantísima música? ¿por qué tiene que ser “enemigas” la rubia y la morena y no 2 morenas o 2 rubias? ¿por qué ella aspira a convertirse en la Jennifer Love Hewitt del futuro? ¿por qué creo que son ya mayorcitos para escribir diarios? ¿por qué el malote no se ahorra el numerito de la niebla, evitando que así le descubran? ¿por qué me parece que el vampiro es muy viejuno para su papel? Es que parece el padre de sus compañeros de clase.

En fin, que al final tengo una serie nueva más que seguir, porque no, no la voy a dejar. Otra cosa es lo que pase en unas semanas.

PD. ¿Para cuándo una de vampiros al más puro estilo Gary Oldman y Coppola?