domingo, 26 de febrero de 2017

Mamá Annalise


'How to Get Away with Murder' ha llegado al final de su tercera temporada y, como viene siendo habitual en la serie, la trama se ha resuelto en la season finale dejando todo preparado para la siguiente temporada. En su tercer año en antena, el drama made in Shondaland ha promediado un 1.3 en demos y 4'6 millones de espectadores, lejos del 1.87 y los 6'25 millones de su segunda temporada. El pasado 10 de febrero la ABC confirmó su renovación por una cuarta temporada.

En noviembre del año pasado 'HTGAWM' despidió la primera mitad de la temporada con 'La protección de Annalise Keating' y desvelando la identidad del cadáver encontrado en el incendio. En enero, una semana más tarde de lo esperado, retomamos la trama donde la dejamos, con un inesperado crossover entre la serie y 'Orange is the New Black', en la que Viola Davis (que sigue estando inmensa) estuvo secundada por L. Scott Caldwell ('Perdidos'), a cuyo personaje, estoy convencido, volveremos a ver en el futuro. 


Mientras Viola cambiaba de peluca y vestía de naranja, sus chicos luchaban contra el reloj para sacarle de la cárcel. Si bien la teoría de que los Mahoney eran responsables de la muerte de Wes era la más popular, Connor (que terminó confesando a Oliver toda la verdad acerca de Sam) no dejó de dudar ni un segundo de la propia Annalise. A la carrera por liberar a Annalise se sumó Frank, que se declaró culpable de la muerte de Wes. Lo único que consiguió fue que le convirtiesen en cómplice de Annalise, así que se incriminó para nada. El mismo día que Laurel, embarazada de Wes, se volvió loca en su funeral, Annalise se reencontró con sus padres (¿Emmy como invitada en drama para Cicely Tyson?), revivió su pasado, y decidió que la mejor manera de "recuperar" la libertad era recibiendo una paliza.

Descubrir que el cadáver de Wes había sido transferido a otra morgue provocó el despido de Atwood y que, de nuevo, las sospechas se centrasen en los Mahoney, "Esta gente nos hará daño a todos nosotros. Es lo que hicieron conmigo. Estaba embarazada de ocho meses y asesinaron a mi hijo". Así fue como Annalise confesó a sus chicos la pérdida de su bebé, poco antes de descubrir que su amiga Hargrove se la estaba jugando ayudando a Atwood. Por su parte, Bonnie le propuso a Laurel abortar, ganándose un "Eres tan mala como ella" de parte de la estudiante. Lo que sí consiguió Bonnie fue un "Lo siento" de parte de Annalise después de contarle que Wes había sido incinerado.


Y así llegamos al final de temporada, habiendo dejado atrás la posibilidad de que Connor hubiese matado, sin querer, a Wes ("¡Así que vete y suicídate, Connor!"). La salida de prisión de Charles Mahoney no evitó que su madre siguiese buscando al asesino de su marido, y aprovechando su reunión con Annalise soltó la primera bomba: Wes no era hijo de su marido, sino que es hijo de su hijo Charles, siendo Wes, por lo tanto, su nieto. Connor, tras enfrentarse a Annalise ("¡Todos tus hijos han muerto! Y no puedes usarme a mí para reemplazarlos"), está a punto de aceptar el acuerdo de inmunidad ofrecido a Wes en el pasado por el fiscal Denver, pero es entonces cuando descubre que aquel testigo anónimo y clave en el caso contra Annalise era el propio Denver.

Cuando todas las señales apuntan a Denver, Asher ("Me pondré en plan boda roja con quien delate a Annalise") aprovecha para decirle te quiero a Michaela, que es incapaz de contestarle en ese momento. Sale entonces a la luz el mensaje de voz que Wes le dejó a Annalise antes de morir y que ésta quiso evitar que fuese conocido, pues implicaba a Wes en la muerte de Sam. Esa es la razón de que renunciase a la inmunidad: no quería que Annalise cargase con un muerto que no le correspondía. Pero termina utilizándolo para convertirle a él en el asesino de Rebecca y convirtiendo su asesinato en un suicidio: "Pero al fin y al cabo, el monstruo esta ahí siempre". Annalise prefiere dejar para más adelante su venganza contra Denver, que termina no llevándole a juicio. Oliver ("Los heteros son muy aburridos"), en un momento de subidón, le pide matrimonio a Connor; y Frank, libre de nuevo, se arrodilla ante Annalise y le ofrece sus servicios: "Haré lo que me pidas".


Sin conocer la amenaza de Annalise a Denver, Laurel convence a Michaela y Asher de engañar a Charles Mahoney para vengar la muerte de Wes, pero de lo único que sirve es para que Michaela le devuelva el "te quiero" a Asher y para que Laurel esté dispuesta a disparar a Mahoney. Pero en ese momento aparece Dominck  (Nicholas Gonzales), un antiguo amigo de la familia. Lo que Laurel no sabe es que fue Dominick el que asesinó a Wes y provocó el incendio siguiendo las órdenes de su padre. Paralelamente, y en una reunión de Alcohólicos Anónimos, Annalise se derrumba al contar toda la historia de Wes: "Era como un hijo. Era mi hijo. Era mi hijo".

A pesar de lo bien cerrada que queda la trama, no evita que surjan preguntas: ¿está implicado realmente Denver en la muerte de Wes? ¿Qué le une a Dominick? ¿Conoce Denver al padre de Laurel? ¿Quién es ese "en caso de emergencia" al que llama Wes sin éxito desde el taxi antes de morir? Sí queda claro que el padre de Laurel (Esai Morales) jugará un papel importante en la cuarta temporada, e indagaremos en el pasado de su hija (¿de verdad la secuestró?).

jueves, 9 de febrero de 2017

Secretos y mentiras de mercadillo


'Secrets and Lies' fue estrenada por la cadena ABC en marzo de 2015 cuando las network, o bien empiezan a terminar las temporadas de sus series, o estrenan aquellas en las que tienen menos confianza debido a la menor competencia. Y no le fue nada mal, pues su primera temporada promedió un buen 1.5 en demos y 5'66 millones de espectadores. Así que la cadena se animó a renovarla por una segunda temporada con dos cambios sustanciales con respecto a la primera: cambiaría todo el reparto (a excepción de Juliette Lewis) y pasaría a estrenarse a finales de septiembre, o lo que es lo mismo, en temporada alta. Y no ha corrido la misma suerte, pues la media ha bajado hasta el 0.76 con poco más de 3'2 millones de espectadores.

Y no es para menos, pues la temporada ha sido una decepción en mayúsculas salvada exclusivamente por sus últimos capítulos (que no por la resolución del caso). Y es que la muerte de Kate Warner (Jordana Brewster, por siempre la Elena Ramos de la nueva 'Dallas') no ha tenido ni un sólo ápice de interés. El caso ha estado siendo rellenado con secretos y mentiras que carecían de interés, con una cantidad ingente de personajes (el reparto era lo suficientemente interesante como para atraer al espectador) que, por supuesto, han ido pasando todos por el punto de mira. Y además, por si fuera poco un sólo caso, la aparición de Danny Voss (Kenny Johnson, 'The Shield') buscando a su hija se incorporó para eternizar la serie, ralentizarla y aburrir al espectador cuando se centraba en su búsqueda. ¿Ha disfrutado alguien con Eric y Danny jugando a los detectives?


Lo peor es que la trama personal del personaje de Lewis, la detective Cornell, ha seguido presente en esta segunda temporada, y si en la primera ya me importó poco, en la segunda aún la hecho menos. Entiendo que sea ella la verdadera protagonista de la serie, al fin y al cabo es el nexo en común entre ambas temporadas, pero que la temporada se cierre con esa escena y ese sonido con la pantalla en negro me parece totalmente innecesario. E irrelevante, porque estando claro que va a ser cancelada, es fácil darle un único significado a las imágenes. Aunque teniendo en cuenta que se produce después de conocer la identidad del asesino de Kate (valiente despropósito de resolución), casi que importa hasta poco.

Toca entrar en terreno spoiler.

Me fascina cómo la muerte de Kate Warner ha servido única y exclusivamente para demostrar lo metida en mierda que estaba esa familia. Y lo santa que era ella, por mucho que al comienzo de la temporada le escuchásemos decir "Mira, he hecho cosas de las que no me enorgullezco". Y es que Kate, que muere en el primer capítulo de la temporada, ha ido apareciendo en formato flashback relacionándose con todos los personajes que hemos visto este año para demostrar lo malos que son ("Eres sólo una invitada en esta familia. Si no empiezas a ocuparte de tus propios asuntos, Kate, resultarás lastimada"). Pero ella, como mujer fuerte que era, sufría en silencio. 


La investigación de su muerte ha servido para poner en evidencia el alcoholismo de su cuñado Patrick (Charlie Barnett; 'Chicago Fire') y el fraude que cometió comprando casas, lo que llevó a sacar a la luz que su mujer Melanie (AnnaLynne McCord; 'Sensación de vivir: la nueva generación' y a quien también vimos en la nueva 'Dallas'), a la que el hermano de su marido definió como "escandalosa, desagradable mocosa malcriada", era una proxeneta y regentaba un burdel. Normal que Eric (Michael Ealy; 'FlashForward', 'The Good Wife', 'The Following) le dijese a su hermano "Nunca compares a tu esposa con la mía". Otro secreto desvelado ha sido que John (Terry O'Quinn; 'Perdidos', '666 Park Avenue'), el patriarca de la familia Warner, es bígamo y tiene una segunda familia, lo que llevó a conocer que su primer hijo (el verdadero) fue el responsable del chantaje sufrido por Eric, el que hasta ese momento pensaban era el hijo mayor. 

De paso hemos sabido que la madre de los Warner está en coma desde que hace 20 años su hijo Eric le empujase y le hiciese caer por las escaleras mientras defendía a su hermana de la agresión de su madre. Aunque lo mejor ha sido conocer la identidad del asesino de Kate: nada más y nada menos que Amanda Warner (Mekia Cox, a quien actualmente podemos ver en la segunda temporada de 'Chicago Med'), hermana de Eric, amiga de la muerta y gran mentirosa. ¿El motivo? Descubrir que su cuñada estaba embarazada sin buscarlo, y ella buscándolo no lo conseguía. ¡Bravo, guionistas! Lo más divertido ha sido descubrir su inutilidad escupiendo en un macetero en la misma escena del crimen...¡siendo ella abogada! Aunque la bomba ha sido conocer que está embarazada de Neil (Eric Winter; 'El Mentalista', 'Las brujas de East End'), el mejor amigo de su hermano Eric.


En conclusión: una madre en coma, un padre que lo ha perdido todo, incluyendo una de sus familias, un hermano en alcohólicos anónimos, divorciándose y a punto de pasar entre 18 y 36 meses en prisión, una hermana que ha asesinado a tu mujer embarazada y que encima quiere que te hagas cargo del bebé que está esperando, un mejor amigo que a pesar de asegurar que estaba enamorado de tu hermana ha decidido huir al descubrir que es el padre del hijo que va a tener, sin olvidar el hijo que tu mujer tuvo a los 16 años y que dio en adopción y de cuya vida quieres pasar a formar parte. La vida de Eric Warner es apasionante. Con respecto a Voss, y después de dejarlo bien claro ("Si mi niña se va a prostituir, puede ir acostumbrándose a ir a prisión"), termina reconciliándose con su hija; no así Cornell, que al llegar a casa orgullosa del trabajo bien hecho (cosa que no ocurrió en la primera temporada) se encuentra a su hija robando joyas y a alguien apuntándole con su arma. La pantalla va a negro. Se escucha un disparo. Para mí, Cornell está muerta.

martes, 7 de febrero de 2017

La locura de Rebecca Bunch


Que la segunda temporada de 'Crazy Ex-Girlfriend' sólo haya tenido 13 capítulos (la primera tuvo 18) es lo mejor que podía pasarle a la serie, que en su segundo año de vida ha pegado un tremendo salto de calidad. Incluso en las canciones, y eso que el nivel musical de su primera temporada fue muy alto. Y es que, el año pasado, me ocurrió algo curioso con la serie: empezó entusiasmándome, pero a medida que la temporada fue avanzando mi euforia fue disminuyendo. Hasta el punto de terminar la serie un par de meses después de su final. Y un poco de pereza me dio empezar la segunda pero, ¡qué nivel! Ha sido un auténtico gustazo seguir semanalmente las locas aventuras de la todavía más loca Rebecca Bunch

Con un nuevo opening (igual de temazo que en la primera temporada y cuya letra, igual que el año pasado, forma parte de los diálogos de uno de los capítulos) fuimos testigo de cómo Rebecca y Josh pasaban a convertirse en follaamigos, haciendo vidas independientes y con Rebecca, como no podía ser de otro modo, quemándose por dentro. "Creía que dabais para un gran romance, pero quizás me equivocaba". Paula, la mejor amiga que todo el mundo aspira a tener tener, no se equivocaba. Nunca lo hace. De hecho, este año le hemos visto siendo más protagonista que el año pasado, al desarrollarse más y mejor su trama personal (la infidelidad de su marido, su vida universitaria), lo que comenzó con un contrato por el cual estipuló que sus servicios como amiga de Rebecca dejaban fuera los "chanchullos".


Otro de los aciertos de la serie ha sido desprenderse de Greg, que convertido en alcohólico y siendo consciente de lo mala que es la influencia de Rebecca en su vida, decide marcharse. ¡Bien! Al abandono de Greg hubo que añadir que Josh decidió poner fin a su relación, lo que provocó una crisis en Rebecca, incapaz de saber qué era sin ellos en su vida. "Cielo, sé tú misma" (a lo que Rebecca contestó "¿Quién quiere ser eso?"). ¡Demos gracias por Paula! A esta crisis le siguió un cambio de imagen ("I woke up like this") en Rebecca (posterior a la visita de sus polterg-ex, que le cantaron que le habían "petado el culo por toda la casa"). Paula sufrió un aborto, se centró en su carrera, hizo un nuevo amigo y para mejorar su vida se alejó de Rebecca, que hizo pandilla con Valencia y Heather.

La crisis entre Rebecca y Paula se acentuó la noche en que Karen dejó de ser Karen para convertirse en Angelique. Lo cierto es que la separación entre las grandes amigas nos permitió disfrutar de Rebecca y Valencia acosando a la nueva novia de Josh (Brittany Snow), hasta que Rebecca se ofreció como tributo, pidió perdón a Paula y recuperó su relación con ella. Lo de Josh y Anna duró poco (hasta que ella fue consciente del tipo de novio que se había echado), entonces él se dio cuenta de que Rebecca había estado siempre ahí por y para él, le pidió una segunda oportunidad y ella la rechazó por estar al lado de Paula, aunque finalmente comenzaron una nueva relación. Y entonces apareció Nathaniel Plimpton (Scott Michael Foster), nuevo propietario del bufete, al que le dedicaron una canción ("¿Es un movimiento desesperado para intentar subir nuestros ratings?") y con el que Rebecca tuvo un affaire por culpa de los (pegadizos) vientos de Santa Ana.


Rebecca se llevó a Josh al bar mitzvah de un familiar, donde Patti Lupone ejerció de familiar y cantó. La madre de Rebecca ("No, Paula, cuando mi madre estaba embarazada, no podía comer ensalada de huevo. Está en la lista de cosas que le arruiné, junto con su carrera y su vagina") conoció oficialmente a Josh ("No me grites delante del oriental, son gente muy pacífica"). Y cuando Rebecca empezó a ser consciente de que tenía problemas y de que necesitaba un tiempo para ella misma, Josh le pidió la mano. ¡Y Rebecca puso fecha a la boda! Boda para la que no recibió ayuda de su madre ("¿Ayudarte con tu boda? ¿Me ayudaste tú con la mía?"), pero sí de Valencia, convertida en su wedding planner

Con su padre asistiendo a la boda, Rebecca pensó que la vida iba a ser todo felicidad. Pero un nombre de su pasado (Robert) despierta las dudas en Josh, que después de renunciar a conocer el pasado de la que iba a ser su mujer, decide meterse a cura y dejarle plantada en el altar. Después de ser consciente de que todos los hombres de su vida le han abandonado. Rebecca echa a su padre y admite estar "un poco" loca. "Josh Chan debe ser destruido". Con esas palabras nos queda claro qué nos ofrecerá 'Crazy Ex-Girlfriend' en su tercera temporada, porque la cadena CW decidió renovarla a pesar de sus bajísimas audiencias (0.2 en demos y poco más de medio millón de espectadores de media frente al 0.3 y los 870.000 espectadores del año pasado).