jueves, 6 de abril de 2017

Mujeres fuertes y supervivientes


'Big Little Lies' es, de momento, la serie evento de lo que llevamos de 2017 (con permiso de 'Feud'). Una miniserie de siete capítulos emitida en la HBO y basada en la novela del mismo nombre de la escritora Liane Moriarty. Jean-Marc Vallée (director de películas como 'C.R.A.Z.Y.', 'Dallas Buyers Club' o 'Alma salvaje') ha dirigido todos sus episodios y  David E. Kelley ('Ally McBeal', 'Boston Legal') ha hecho lo propio con los guiones. En cuanto al reparto, da vértigo enumerar a sus actrices: dos ganadoras del Oscar (Nicole Kidman, Reese Witherspoon), una doble nominada (Laura Dern), una sexta nominada (Shailene Woodley), una "hija de" demostrando ser mucho más que eso (Zoë Kravitz) y cuatro actores televisivos (Adam Scott, Alexander Skarsgard, James Tupper y Jeffrey Nordling). ¿Qué podía salir mal? Nada.

Relatada a través de dos líneas temporales, 'Big Little Lies' ha contado la historia de una comunidad de gente de bien en Monterrey (California) que se ve sacudida por la muerte de uno de sus vecinos durante la gala benéfica organizada por el colegio. No será hasta su séptimo capítulo cuando descubramos la identidad de la persona fallecida y de las implicadas en su muerte. Hasta llegar a ese momento, la miniserie de la HBO nos presenta a sus personajes y la situación en la que se encuentran cada uno de ellos, lo que terminará desembocando en el inevitable acontecimiento que cierra la historia.


Así pues, conocemos a Madeline (Witherspoon, actriz con la que me he reconciliado), Celeste (¿un Emmy para NicoleKidman?), Jane (Woodley), Renata (Dern) y Bonnie (Kravitz), cinco madres cuyos hijos empiezan juntos en la misma clase primero de primaria. Las cinco se ven involucradas en una fea situación cuando la hija de una de ellas (Renata) acusa al hijo de otra (Jane) de haberle pegado. Como no podía ser de otra manera, no conocemos la identidad del abusón hasta el final, contada de una forma muy natural. La solución de este conflicto ("Todos hacemos cosas malas de vez en cuando, ¿vale?"), que provoca la guerra entre madres (con 'Frozen on Ice' y fiestas de cumpleaños de por medio), se une al descubrimiento de la identidad del padre del hijo de Jane, a la revelación del secreto guardado por Celeste y a la muerte de uno de los personajes. Todo esto contado de forma magistral en una escena mostrada en dos montajes diferentes (el antes y el durante) y que hipnotiza al espectador.

Pero no solo es digno de alabanza el reparto adulto de la serie: el grupo de niños está perfectamente elegido, destacando especialmente Chloe (la hija de Madeline) y Ziggy (el hijo de Jane). Tanto en las escenas infantiles como en las compartidas con los adultos (me fascinaba escuchar a Chloe llamar "Mujer" a su madre). Pero lo que más me ha gustado ha sido disfrutar de un grupo de mujeres (fuertes y supervivientes) que han liderado la serie, dejando en un segundo plano a sus maridos, cuyas vidas van en función de las de sus mujeres. El sufrimiento que le ha dado Nicole Kidman a Celeste ("Estoy intentando decidir si estoy feliz o triste") le llega al espectador, testigo mudo de su desgracia. Lo mismo ocurre con la Jane ("Se volvió extremadamente agresivo") de Woodley, que no consigue liberarse de su carga hasta conocer a la maravillosa Madeline, esposa y madre perfecta ("Necesito cambiar a mi familia por un poco de vodka").


Como es evidente, la serie no continuará con una segunda temporada, aunque no miento si digo que me encantaría saber más de las cinco (en especial del trío Kidman-Witherspoon-Woodley).

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