¿Lima o Nueva York?

"Glee" cerró las puertas del instituto McKinley a muchos de sus alumnos al final de la tercera temporada. Pero con esto no quiere decir que los haya despedido definitivamente. De hecho el señor Murphy, por arte de magia, decidió que no todos tenían la misma edad y que, por lo tanto, mientras unos decían adiós a su etapa estudiantil, otros la continuaban. Y parece que las cosas no le están yendo muy bien, pues la audiencia no responde y está llevando la serie a mínimos históricos. Si estrenó temporada con un muy buen 3.3 en demos y poco más de ocho millones de espectadores, se ha despedido hasta después de Navidad con un 2.0 y 5.260.000 espectadores (míninimo histórico de espectadores, que no de demos, pues en su séptimo episodio bajó al 1.9).

Lo mejor que ha podido hacer Ryan Murphy este año es la trama de Rachel y Kurt en Nueva York, con NYADA de fondo. La participación de Kate Hudson como profesora diabólica (al igual que las apariciones de Whoopi Goldberg); Brody como nuevo interés amoroso de Rachel o esa trama absurda en la que Kurt trabaja para Sarah Jessica Parker, y que da lugar a momentos musicales como "Let's have a kiki" en los que, como es habitual con la serie, se censuran ciertas palabras. Es curioso cómo, de ser unos personajes absolutamente insoportables (bueno, Rachel no), han pasado a ser seres humanos maduros y cabales que visitan a sus compañeros de instituto y les tratan como si de sus padres se tratasen. Pero vamos, que hay que dar las gracias por la trama NY porque está siendo lo mejor de esta temporada. Aunque si hay algo que agradecer a la cuarta temporada de "Glee" es ese momento tan lacrimógeno como maravilloso en el que todas las parejas de la serie interpretan "The Scientist" (en el capítulo cuarto). No solo fue el mejor capítulo de la temporada, sino que pasa a formar parte de la lista con los mejores episodios de la serie.

Pero claro, hay cosas buenas y cosas malas, y por desgracia en "Glee" las malas son muy malas y pesan demasiado. La trama McKinley es mortal de necesidad. Vale, sí, la mala leche que ha vertido Murphy con el "trastorno alimenticio" de Marley ha estado bien, pero no deja de ser algo muy cruel. Muy cruel, y que deja claro lo tonta que es la muchacha. Y esa rubia "Quinn wannabe" (que lo menos tiene 35 años) es más mala que el diablo. Pero, ¿qué me decís de ese ser insoportable y odioso a más no poder llamado Unique? ¿O del trío de sosos compuesto por Joe, Ryder y Jake? Eso en cuanto a los nuevos, porque de las caras conocidas os diré que Brittany, a estas alturas, ya no me hace ni puñetera gracia. Era un amor cuando era tonta e inocente y era todo natural. Pero ahora básicamente viene a decir las mismas tonterías capítulo tras capítulo, demostrando lo estúpida que es. Y bueno, como ahora ha encontrado otro estúpido con el que ser feliz (sí, Sam 'Bocachancla' Evans), tenemos imbecilidades al cuadrado. Blaine es el culpable de que tuviésemos que volver a soportar a los Warblers, y tiene todo mi odio por ello. Finn juega a ser Schuester y es tan idiota como el profesor, y sin necesidad de llevar chalecos. De Santana, Quinn (ha aparecido dos veces, y una de ellas sólo verbalmente y para decir que, en otra realidad, estaría muerta) y Puckerman mejor ni hablar. Bueno, sí: Santana, ¡¡vuelve!!.

Los discos siguen saliendo a la venta e imagino que se seguirán vendiendo como churros. Pero el público ya no sigue la serie con el fervor de los primeros años. No sería mala idea que FOX decidiese cerra el instituo McKinley para siempre. Pero con sus alumnos dentro.