jueves, 7 de abril de 2011

La familia unida


En la parrilla televisiva americana actual tenemos muchos tipos de familia. De todas ellas, la que probablemente sea más light, es la compuesta por los Powell: Jim y Stephanie y sus hijos Daphne y J.J. ¿Qué tienen de especial los Powell? Tras sufrir un accidente aéreo, los cuatro descubrieron que tenían poderes, que eran unos "súper".

La serie comenzó siendo un producto muy blanco, muy blandete, muy light. Estaba claramente dirigido a toda la familia, y su objetivo era reunirlos a todos frente al televisor. Era la versión en carne y hueso de "Los Increíbles" (en España se llama "Los increíbles Powell"). En cada capítulo uno de los miembros de la familia era el protagonista; o mejor dicho, lo era su poder. Aparecía un malo y había que detenerle. Así fuimos familiarizándonos con los Powell y sus poderes, y con sus amigos, Katie y George. Ellos eran precisamente el punto cómico de la serie: Katie con sus comentarios frikis, y George...con él mismo, aunque bastante menos gracioso. Pero llegó un punto en que la serie era plana, y no ofrecía nada especial. Vale que era perfecta para no hacerte pensar, para entretenerte sin más, pero le seguía faltando algo. Y así llegó el parón navideño.


Los Powell ya tenían asumido que no eran los únicos "súper", pero sí los únicos que usaban sus poderes para hacer el bien. Fue entonces cuando hizo su aparición Rebecca Mader, de mala malosa transformista, y ejerciendo de marioneta de otro de los malos malosos, el Dr. Dayton King (Stephen Collins), jefe de Stephanie y Katie. El personaje de Mader trajo movimiento a la serie, que coincidió con el momento en el que ésta se fue volviendo más seria y oscura. Conocimos así a la mala malosa suprema, intepretada por Lucy Lawless, que resultó ser la cabeza pensante de los "súper". Y con ella conocimos al "súper" animal interpretado por Eric Balfour y a la "súper" seductora de Tricia Helfer. Éstos dos últimos no duraron mucho, pero con ellos tuvimos capítulos muy interesantes.


Pero además de conocer a personajes oscuros, las tramas de los protagonistas fueron avanzando. Tanto a Jim como a Stephanie los vimos morir un par de veces, y por supuesto, revivir. Con los hijos se centraron más en las tramas amorosas. Y de esas tramas se sacaron dos historias en torno a las cuales giraron un par de capítulos. Por un lado, la del padre del novio de Daphne, y por otra, la de la muerte de la madre de la novia de J.J. Todo queda en familia, ya véis. A su vez, Katie se prometió con Joshua, otro "súper" malo pero que terminó convirtiéndose en bueno. Se prometieron, rompieron y han terminado siendo padres. En cambio, en la vida de George no pasó nada importante (un par de novias de paso y ya).


Y en la season/series finale, hemos conocido finalmente los planes del Team Lawless: conseguir la manera en la que los poderes de los "súper" malos fuesen permanentes, algo que sólo les ocurría a los Powell. Y sí, han salvado los muebles en el último momento, aunque nos han dejado muchas tramas abiertas para una segunda temporada, que no llegaremos nunca a ver (teniendo en cuenta que Julie Benz y Michael Chiklis están en Pilotos de nuevas series): George ha terminado en el vuelo que convierte a los "súper" en "súper" permanentes, haciendo que él lo fuese también (a Mader también). Katie y Joshua han parido a un niño "súper" y los Powell van a colaborar con las altas esferas, por que son una "no ordinary family". Final abierto. Ha sido una serie muy simpática de ver, sobretodo tras el parón, perfecta para pasar el rato.

3 comentarios:

satrian dijo...

Yo tras los primeros capítulos la aparqué para el verano, que supongo que la disfrutaré más que ahora, aunque no me convenció mucho en los que ví.

Un telespectador más dijo...

Yo ni me puse con ella, porque todos la ponian ta blanca, tan blandita que ya pasé. Lo mejor es que dices quese pone interesante cuando ya está sentenciada, así que me alegro de no haberla empezado.

Saludos!

Atticus dijo...

A mí me pareció todo muy "ordinary" por lo poco que ví para continuar, un tono muy blanco y unos personajes poquísimo interesantes.