miércoles, 18 de mayo de 2016

Los héroes americanos


'Quantico' pasó de ser la revelación de la temporada a convertirse en una de las mayores decepciones. Y es que, si algo le sentó mal al drama dominical de la ABC, fue su parón. La trama quedó estancada y estuvimos viviendo continuos déjà vus con la aparición de los nuevos reclutas. Alex Parrish y su troupe daban vueltas y más vueltas, y todo por la obsesión (enfermiza) de tener una temporada de 22 episodios. ¿No hubiese tenido una gran primera temporada de haber contado exclusivamente con 15-18 capítulos? 

'Quantico' vio la luz a finales de septiembre con un buen 1.93 en demos y más de siete millones de espectadores y, sin embargo, se despidió el domingo pasado con un bajo 0.97 y y sin alcanzar los tres millones y medio. Un fracaso. Y, aunque es cierto que sigo pensando que ha sido una decepción, también debo confesar que no he dejado de disfrutar ni un sólo momento con las locas (qué bonito fue cuando, en el capítulo navideño, Alex, Shelby, Nimah y Natalie jugaron a ser las 'Pretty Little Liars') y tróspidas aventuras de Alex Parrish (una Paprika Priyanka Chopra que se va a comer el mundo). Y, sinceramente, celebro que hayan sido capaces de cerrar toda la historia de la primera temporada en la season finale, con el que ha sido, sin duda alguna, uno de sus mejores capítulos. No esperaba que fuesen capaces de mostrarlo todo en orden cronológico.


Alex Parrish ha sido la auténtica protagonista de 'Quantico' y el resto de personajes meras comparsas que le han acompañado hasta el final. Unos haciendo bonito (Graham Rogers heredando la facilidad para descamisarse de Mario Casas en sus papeles televisivos); otros para sacarnos de quicio (Tate Ellington, el peor de un reparto bastante mamarracho); otras para recordarnos series del pasado (esas gemelas a las que ha dado vida Yasmine Al Massri); y otros para demostrar lo crueles que son los guionistas haciéndole envejecer de forma tan radical (Jake McLaughlin). Y luego está Jacob Artist, que no ha aportado absolutamente nada, que de vez en cuando hablaba ("No sabéis ni la mitad de cosas que he hecho, ¿vale?") pero que ha llegado al final como si nada. Y yo pensando que era villano en la sombra. Será que los guionistas no supieron incorporarlo del todo a la trama.

La explosión en el centro de mando hizo que todo lo visto tras el atentado en la estación se volviese a repetir en la segunda mitad de la temporada. Paralelamente a lo que ocurría en el pasado, en Quantico, veíamos cómo avanzaban sus vidas en el presente. Shelby hizo frente a la trama de sus padres (hola Kelly Rutherford) con una hermana inexistente, ayudada por Caleb, que bastante tenía con su madre (hola, Marcia Cross) y con su trama absurda de la secta. Aunque para absurda, aquella profesora (hola Anne Heche) que era más mala que el demonio y que se lio con Simon. La muerte de Natalie me dejó con la mosca detrás de la oreja, porque estaba convencido de que seguía viva. Y me fascinó que Alex se hiciese íntima de la que había sido mujer de Ryan (hola Eliza Coupe).


Recuperar a Simon fue divertido, y le vimos sufrir como nadie en aquella cabaña que tenía en las montañas. Y mientras, Alex, liándose con todo el que se pusiese por delante (Drew Perales fue un buen sustito a Ryan, aunque no logro entender por qué murió él y no Simon si la explosión les afectó por igual). Aunque sin duda, lo mejor ha sido esa dinámica en la que los capítulos (en los que no había pasado nada) terminaban siempre con la aparición de un personaje bueno que hacía de malo, para que luego en el siguiente desmintiese su situación.

La historia ha terminado mostrándonos el plan que Liam llevaba desarrollando desde julio de 2015, momento en el que Miranda le invitó a trabajar con ella en Quantico. Todas las piezas han encajado, y gracias a la aparición de la hija de Liam, Alex descubre que su profesor (y otro de los hombres con los que se acostó) es el villano al que han estado persiguiendo. "Ha estado jugando con nosotros todo el tiempo, llevándonos en la dirección que el quería". Alex y Ryan (unidos por siempre) terminan con la vida de Liam, pero es Simon quien roba la bomba (que se vio obligado a construir) para hacerla explotar bajo el agua. Junto a él. Miranda se convierte en la nueva jefa, Shelby recupera su trabajo y Alex destapa a la madre de Caleb. "No importa dónde esté o lo que haga, todas las almas de los que mató le estarán vigilando. Y nosotros también". La sorpresa llega al final, con la aparición de Matthew Keyes (Henry Czerny), quien le ofrece a Alex trabajar para la CIA.


A pesar de lo innecesariamente larga que ha sido, he disfrutado de la primera temporada de 'Quantico', especialmente de este final tan agradecido. Me estresa un poco imaginar que la segunda temporada será exactamente igual que la primera, pero con Alex trabajando para la CIA mientras el FBI hace lo imposible por conseguir que vuelva. Pero para comprobarlo tocará esperar hasta otoño.

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