martes, 27 de febrero de 2018

Es hora de bajar el telón


'Nashville', el drama country que la cadena ABC estrenó en octubre de 2012, llegará a su final este verano en la cadena CMT. Cuando terminó su cuarta tanda de episodios, la ABC decidió cancelarla, pero CMT, después de un ligero cambio dentro de su equipo, la rescató para su parrilla. Y ahora, que acaba de irse de parón tras haber emitido los ochos primeros capítulos de su sexta temporada, es el momento perfecto para repasar lo que nos va a contar de aquí a que eche definitivamente el cierre.

Seamos sinceros: 'Nashville' jamás fue una buena serie. Sí, entretenía como pocas, era un culebrón con música country y el pelazo de Connie Britton era razón más que suficiente para seguirla. Pero nada más. Y de hecho, después de 108 capítulos, su sexta temporada, que llegaba en un momento en el que sus personajes habían alcanzado cierta estabilidad, tenía que ofrecer tramas lo suficientemente interesantes como para que sus espectadores nos quedásemos hasta el final (en realidad, habiendo llegado hasta aquí, después de haber despedido a Connie Britton, ¿quién iba a perderse el final?).


Los guionistas de 'Nashville' han abrazado el mamarrachismo para su traca final, ofreciéndonos tramas loquísimas y absurdas que dan un poquito de vergüenza ajena. Empezando por Juliette Barnes (las 2 nominaciones en los Globos de Oro + 1 en los Critic's Choice + 2 en los Teen Choice recibidas por Hayden Panettiere no son moco de pavo), un personaje que ha sobrevivido incluso hasta a un accidente de avión, ahora ha sido "abducida" por una secta. ¡UNA SECTA! Y es que los últimos meses en la vida de Juliette, "la Kanye del country" (desde que se supo que le había robado una canción a Maddie), han sido un infierno, con conciertos boicoteados por señoras pesadas. Ahora resulta que "el falso poder de la fama" es el responsable de todos sus males. O eso le ha hecho pensar Darius (Josh Stamberg), el líder de la secta-no-secta-pero-es-secta que se centra en la "filosofía coherente" en la que se ha metido. "Está disminuyendo tu auténtico poder interior".

Luchar contra la depresión ha llevado a Juliette a descubrir que cuando era una niña pequeña su madre le prostituía con hombres mayores. ¿Cómo es posible que con toda la mierda de su pasado que ha salido a la luz nos hagan creer que este recuerdo estaba escondidísimo en su subconsciente? Con comidas de cabeza por aquí y comidas de cabeza por allí, Darius ha conseguido enviar a Juliette a Bolivia, dejando atrás cosas que dirigían su vida sin ser ella consciente de ello. Avery, el pringado oficial de 'Nashville', ha visto en directo el cambio sufrido por Juliette: "No soy la persona que era. Pero ahora soy más yo misma de lo que he sido en toda mi vida (...) Eres parte del problema. Pero no te culpo. No sabías lo que hacías. Y por eso no puedo estar contigo. No puedo saber nada de mi antigua vida hasta saber cómo arreglar mi corazón". ¿Y tu hija, querida? Mucho ha tardado en decir Avery "estoy harto".


La otra trama loquer la protagoniza Will, que es algo así como un instagramer con ínfulas dispuesto a todo con tal de que nadie le quite el protagonismo. La ruptura con Zach (que no tardó nada en conseguir otro novio, por supuesto guapísimo, y que ahora se va a presentar al Senado) no le sentó nada bien. Y haber creado una boyband junto a Avery y Gunnar (¿OTRA VEZ?) tampoco le ha ayudado mucho, y menos desde la llegada de Alannah (Rainee Blake), que se ha convertido en líder vocal del grupo y estrella absoluta ("He visto la forma en la que el público le mira. Me hace sentir pequeño"). Así que Will ha entrado en una espiral de autodestrucción en la que conviven sexo con desconocidos, esteroides y sesiones de entrenamiento eternas. "Hace falta un poco de ayuda para estar tan bien". Ese "poco de ayuda" ha llevado a Will a desmayarse en su último concierto, protagonizando el cliffhanger de mitad de temporada, pues van a jugar con la posibilidad de su muerte.

Gunnar (teñido de amarillo lejía), como no podía ser de otro modo, porque en 'Nashville' disfrutan repitiendo tramas, se ha enamorado de Alannah, con la que a pesar de acostarse varias veces, no termina de tener claro el tipo de relación que mantiene. Ella, por su parte, ha contado parte de su turbulento pasado sentimental a Avery: ¿son simplemente cómplices o van a enamorarse? Alannah además ha llamado la atención de Brad (Jeffrey Nordling). Y mientras Gunnar rehacía su vida post-Scarlett con música, Scarlett ha rehecho su vida post-Gunnar con caballos. Sí, con caballos, porque la pavi-sosa de Scarlett quiere hacer algo por los demás y no le basta con que su música ayude a la gente a sentirse menos sola. Así que se ha ido a una granja a cepillar caballos. Y, por supuesto, a ayudar a la gente, siendo el elegido esta vez Sean (Jake Etheridge), un joven traumatizado con la guerra y al que le gusta cantar. Blanco y en botella.


Y dejo para el final las tramas que tienen como protagonistas a DeaconMaddie y Daphne. 'El viudo de Nashville' ha conseguido salir del pozo en el que la muerte de Rayna le metió y ha empezado una relación con Jessie (Kaitlin Doubleday), una amiga del pasado. Los guionistas han sabido crear muy bien y de una forma muy cuqui esta relación; muy a fuego lento. Daphne boicoteó sin querer la relación ("La odio a ella. Ahora siento de verdad que mamá se ha ido"), pero todo se arregló cuando Jessie le dejó claro que no quería sustituir a su madre, sino ser su amiga. Además Daphne ha decidido que es hora de empezar su carrera y se ha apuntado al reality (producido por Brad, el ex de Jessie) que busca a la siguiente estrella del country, aun en contra de la opinión de Deacon, que ha terminado apoyándole sin duda.

Y Maddie ha encontrado el amor en Jonah (Nic Luken), el nuevo Justin Bieber, que venía de dejarlo con su ex, una chica muy pesada que ha sido el principal obstáculo de esta relación. Habrá que ver qué quieren hacer con Maddie y Twig (Dylan Arnold), uno de los mejores amigos de Jonah y con el que parece tener una complicidad sospechosa de convertirse en algo más (al menos por parte de él). Y cierro este repaso con Jake (Myles Moore), el hijo de Jessie y Brad que se ha hecho amigo de Daphne y que ha encontrado en Deacon un cómplice. El problema es Brad, que está empeñado en llevarse lejos a Jake y boicotear así la relación de su ex con Deacon. Habrá que ver dónde quieren llevar el "asalto/agresión" de Deacon a Brad para evitar que siguiese atacando a su propio hijo.


El parón de 'Nashville' durará hasta junio, todo un sinsentido. Entonces emitirá la segunda parte de su última temporada y podremos despedirnos de ella definitivamente.

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