La ira del alcalde

La cadena Starz estrenó a finales de Octubre "Boss" un drama político cuyo protagonista era Kelsey Grammer. Y lo hizo después de anunciar que la serie ya había sido renovada para una segunda temporada. Desde la cadena tuvieron buen ojo con la serie ya que ha conseguido dos nominaciones a los Globos de Oro (Mejor Serie Dramática y Mejor Actor de Drama); aunque desde el punto de vista de la audiencia la decisión no puede haber sido peor. Y desde mi punto de vista, la decisión es acertadísima. El Piloto no terminó de encantarme (y eso que Gus Van Sant nos regaló un señor Piloto), así que me propuse darle un capítulo más y decidirme. Y menos mal que lo hice, porque los 8 capítulos que conforman la primera temporada de "Boss" van in crescendo, siendo los cuatro últimos, auténticas joyas de la televisión. Ahora, si no sabes quién ha ganado las Primarias, no sigas leyendo (pero te recomiendo encarecidamente que veas la serie, las disfrutes, y luego vengas a comentar).

Tom Kane es el alcalde de Chicago. Un alcalde que ya lleva un par de legislaturas en el cargo, y que sucedió a su suegro en el puesto. Tom está casado con Meredith, aunque la relación entre ambos hace tiempo que se enfrió, pero las apariencias son las apariencias, y a ninguno de los dos les interesa perder al otro. El matrimonio Kane tiene una hija, Emma, que tuvo problemas con las drogas, lo que hizo que sus padres la alejasen de sus vidas (una vez más, las apariencias son las apariencias). Pero ahora Emma, además de ser pastor en su iglesia, trabaja en una clínica gratuita (y mantiene un acuerdo con los camellos de la zona para que le suministren los medicamentos que necesita). Cuando Tom descubre que está enfermo y que sólo le quedan un par de años de vida (aunque lo efectos de la enfermedad empezarán pronto a pasarle factura), decide que es hora de recuperar a su hija. De hecho, le cuenta lo de su enfermedad a su hija y no a su mujer.

Pero su enfermedad no es el único problema al que tiene que hacer frente Tom. Las elecciones Primarias están a la vuelta de la esquina, y está decidido a apoyar a un nuevo valor (Zajac) por encima del actual Gobernador (Cullen), al que siempre apoyó. Las elecciones son casi un problema menor comparado con la noticia bomba que hace que el panorama político de Chicago vaya a cambiar de forma radical: un documento en el que Kane, en su época de concejal, autorizó el vertido de productos tóxicos que han producido cáncer en los niños de la zona, es filtrado a la prensa. Así comienza una auténtica guerra entre aliados, antiguos aliados y enemigos. Las traiciones se suceden, los engaños políticos salen a la superficie y la campaña política se convierte en un auténtico campo de batalla. Y sí...los asesinatos también tienen su hueco en toda la trama.

El equipo de Kane (Stone y Kitty a la cabeza), son conscientes de que su jefe no está bien, y a pesar de que no dejan de trabajar para él, ambos buscan posibles salidas a la situación. Las jugadas de Kitty las hemos visto: su relación con Zajac (sobre todo en la primera mitad de la temporada, puramente sexual) estaba claro que iba a pasarle factura. Y cuando éste piensa que puede empezar a volar solo, sin ser la marioneta de nadie (aunque viendo cómo se las ha gastado Meredith, probablemente ella sería su nueva titiritera), Kitty ve una posible salida. Pero Meredith conoce muy bien a su marido, y lo dice bien claro: "Prepárate a hacer frente a la ira de mi marido". La política no es un camino de rosas, y menos si pretendes enfrentarte a un pez gordo como Kane. Aunque si algo ha dejado claro la serie, es que en política, las mujeres tienen tanto (o más) que decir que sus maridos. Ahí tenemos a Meredith Kane y a Maggie Zajac. La primera, como persona que ha vivido siempre rodeada de políticos, sabe muy bien cómo desenvolverse en un mundo como este. La segunda está dispuesta a que su marido llegue a lo más alto, lo que le ha llevado a pasar por alto todas sus infidelidades (hasta que se acuesta con la mujer equivocada). Está claro que Zajac no es el prometedor político que aparenta, sino que siempre se ha dejado llevar, y ha hecho lo que se la ha dicho. De ahí que su intento por cortar los hilos de la marioneta le lleven a arrodillarse frente a Kane pidiéndole perdón. En este sentido, la serie me ha recordado mucho a "Boardwalk Empire", con todos los antiguos aliados de Kane (Nucky) en su contra, y unidos en torno a Zajac (Darmody), el que fue "hijo" del jefe.

Al final, las aguas han vuelto a su cauce. Kitty, embarazada de Zajac, ha perdido su trabajo, aunque tiene muchos secretos guardados (y que le hubiese encantado compartir con Sam Miller, el periodista que destapó lo del vertido tóxico). Stone muere en su casa después de recibir un disparo: Kane no es tonto, y ha descubierto que fue su querido Stoney quien filtró el documento a Miller (enorme la escena de Kane hablando sobre el castigo y las razones que llevaron a Stone a actuar así, con un Stone imaginario). Meredith ha reculado, y después de las amenazas de su marido, hace lo que no quería para evitar la demanda que iba a llevar a su marido ante un tribunal por el tema de los vertidos. Emma en prisión, después de que su padre la sacrificara para conseguir la victoria de Zajac en las elecciones. Y Zajac, como nuevo Gobernador. ¿Y Kane? Tirado en el suelo, sufriendo un ataque consecuencia de su enfermedad.

Una temporada breve, pero muy intensa, con cuatro capítulos de auténtico infarto. Y me gusta que una serie sea capaz de hacerte cambiar de opinión con respecto a sus personajes: si bien al principio, todos sentimos pena de Kane, está claro que es un monstruo. Algo así ocurre con Kitty y Meredith, pero a la inversa: Kitty comienza siendo un zorrón de manual, pero terminamos empatizando con ella y sientiendo pena por ella. Y Meredith, aunque es una bitch de cuidado, termina siendo una mujer frágil que necesita el cariño de su marido. Así que el año que viene tendremos segunda temporada de "Boss". Segunda y, más que probable, temporada final.