jueves, 1 de junio de 2017

De familias, supermercados, tías que tienen el poder y una comisaría muy loca


La segunda temporada de 'Life in Pieces' terminó a principios de mayo y en otoño llegará la tercera a pesar de la progresiva pérdida de audiencia que ha sufrido la serie, pasando del 2.0 en demos de la primera al 1.26 de la segunda (8'7 millones vs 6'1 millones). Y es que 'Life in Pieces' es una comedia bastante irregular que es incapaz de mantener el nivel entre sus capítulos. No termina de ser divertida y, aunque sí puedo decir que es más bien simpática, es una comedia irrelevante que a veces hace reír, pero que por lo general tiende a ser más bien sosa. 

La segunda temporada tiene a su favor que ha sido capaz de conectar las cuatro historias que nos cuenta cada capítulo, ya bien porque ocurren de forma cronológica o porque se hace mención a algún suceso ocurrido en la anterior. La pequeña Sophia ("Me dan dinero cuando se me caen los dientes, ¿para qué me los voy a lavar?") sigue siendo lo mejor de una serie que en ocasiones es capaz de crear tramas realmente divertidas (el bingo familiar, la relación de Joan y John con Facebook), aunque sean minoritarias.


'Speechless' se ha convertido en una de las comedias más cuquis de la temporada, razón más que suficiente para conseguir la renovación (y porque su 1.55 en demos con casi 5'4 millones de espectadores de media lo pedían a gritos). Y eso que cuesta un poco pillarle el truco a la atípica familia DiMeo. Dirigidos por una Minnie Driver ("¡Oh, Dios! ¿Qué es? ¿Un bebé? No le querré, Ray. Lo siento", "Soy más guay que las lesbianas de Coachella") que ha llegado para enamorar (y para conseguir su tercera nominación a los Emmy) y que es la auténtica reina de la función, 'Speechless' pasa de la carcajada a la risa cómplice con pasmosa facilidad y, de paso, roba el corazón a la audiencia.

Confieso que al que no soporto es a Jimmy, el patriarca, pues actor y personaje me producen tremendo rechazo. En cambio Dylan ("Por fin otra persona que tiene el espíritu de un campeón", "Tío, es su primer día estando buena. Aún no se ha dado cuenta de que está fuera de tu alcance") me parece el mejor personaje que tiene la serie. Pero no es otro que JJ el centro de la historia, un personaje que a ratos es un cabezota pero que en la mayoría de los momentos muestra su gran corazón ("No te puedo llevar en coche a ningún sitio pero te protegeré a mi manera"). Me ha gustado especialmente la trama que se ha ido desarrollando en torno a si JJ iba a ser capaz de vivir por sí mismo ("Te hemos hecho daño y ahora es el momento de hacernos daño") y que ha terminado con toda la familia (y Kenneth) acompañando a JJ al campamento.


'The Mick' es, para mí, ya no la comedia de la temporada, sino la comedia del año, razón por la cual celebré por todo lo alto su renovación por una segunda temporada (y eso que sus datos, con un 1.1 en demos y poco menos de 3 millones de espectadores, no auguraban nada bueno). La comedia protagonizada por Kaitlin Olson (¿dónde ha estado todo este tiempo y por qué he tardado tanto en conocerle?) es todo menos políticamente correcta: malhablada, ordinaria, verdulera, y, sin cortarse un pelo, ha conseguido hacerse un hueco en mi lista de series del año. ¡Y en otoño regresará con temporada completa!

¡Qué reparto más bien dotado para la comedia! ¡Qué gozada de niños! ¡Y qué maravillosa es Carla Jimenez! Si hay algo que destaca en una comedia tan gamberra como 'The Mick' es lo bien que han llevado la trama del pequeño Ben ("¡Soy un transformer!", "Sí, me gusta mucho Jennifer. ¿Eso me convierte en lesbiana?"), con total naturalidad y con una comicidad tremendamente salvaje ("Por cierto, estás muy guapo con ese vestido" "Gracias, me tiene la vagina ventilada"). Es una gozada ver a Olson y Jimenez compartiendo tramas ("Dios, ¿sabías que era tan fea al llorar?"), especialmente cuando tenían a Sabrina como objeto de sus bromas ("¿Implantes de pecho? ¿Qué? ¿Por qué? Quiero decir, sé por qué pero, ¿por qué?"). Ahora bien, ¿qué tal le sentará a la serie semejante cambio de escenario?


La primera temporada de 'Superstore', aunque simpática, no llegó a entusiasmarme sobremanera, por lo que a punto estuve de abandonarla. Y me alegro muchísimo de no haberlo hecho, porque la segunda temporada no sólo me ha parecido simpatiquísima, sino que hasta ha conseguido arrancarme más de una carcajada. Sus personajes son todo corazón (especialmente Glenn y Cheyenne) e incluso los que se muestran más villanos que el resto (Dina y Mateo) son lo suficientemente divertidos como para quererles tanto como a los demás. Y a pesar de la pérdida de audiencia (1.47 vs 1.13 en demos y 5'08 vs 3'9 millones de espectadores de media), la NBC no dudó en renovarla por una tercera temporada.

La relación sentimental de Mateo ("Odio a los niños pero amo a los padres") con Jeff (en la que se metió Sandra porque "Por primera vez en mi vida, era una estrella"), la sorprendente relación sexual entre Dina y Garrett, las siempre divertidas frases del bonachón de Glenn ("Siempre he pensado que la depresión es lo que inventaron las amas de casa para poder echarse siestas extra"), que quiso convertir a Jonah en su yerno y en su mejor amigo, la boda de Cheyenne ("No me siento cómoda llevan bisutería barata a casa. Uno de los pájaros irá a por ella y entonces será otra carrera de pesadilla a Urgencias") o el continuo tira y afloja entre Amy y Jonah (con sorpresa en la season finale) han sido algunas de las muchas tramas que ha tenido la segunda temporada de 'Superstore', que se despidió con un capítulo tan divertido como dramático que, o bien les obligará a dar un salto en el tiempo, o les hará cambiar de escenario o les repartirá entre diferentes tiendas.


'Modern Family' lleva ya un par de temporadas mostrando síntomas de desgaste. No sólo la audiencia empieza a cansarse de la comedia de la ABC (pasando del 3.19 en demos al 2.56 y de los 9'4 millones de espectadores a los 7'9), sino que sus tramas hace ya tiempo que dejaron de ser lo que eran. Es cierto que la audiencia manda, razón por la cual ha sido renovada por dos temporadas más, pero es una pena que 'Modern Family' vaya a pasar a convertirse en una comedia más. Afortunadamente no todo está perdido, pues sigue mostrando momentos de brillantez absoluta con algunos de sus capítulos (como el de la alianza entre cuñados o el de los cinco minutos).

'Modern Family' se ha basado siempre en el reparto de tramas entre las 3 familias protagonistas, lo que no quitar para reconocer que la mejor sigue siendo la de los Dunphy, a los que bien podrían dar el protagonismo por entero en las dos próximas temporadas. Cam y Mitchell se han vuelto aburridos, Gloria sigue teniendo encanto, pero se repite y su marido Jay es cada vez más insoportable. Lo que nos deja a Phil y Claire como auténticos reyes de la comedia. Y a sus hijos, que han crecido muy bien (Luke sólo a ratos, que parece que convertirse en hombre le ha quitado la gracia). Quien también ha crecido muy bien es Joe, que habla poco, pero cuando lo hace es para robar el show (lo mismo que le ocurrió a Lily al principio).


Con la cuarta temporada de 'Brooklyn Nine-Nine' me he llevado toda una sorpresa. Programada de una manera funesta (tras el parón de navidad se emitió doble capítulo el 1 de enero y luego ya no regresó hasta el 11 de abril para, durante las últimas tres semanas de la temporada, programar dos capítulos semanales), deseé que la FOX la cancelase pues, después habérmelo hecho pasar tan bien, la primera mitad de la temporada me pareció aburrida y tediosa. Y no debía ser el único, ya que el bajón de audiencia ha sido considerable (ha llegado a marcar un 0.58 en demos), marcando una media de 0.86 en demos con poco más de 2'1 millones de espectadores.

Pero FOX tenía un as bajo la manga: la segunda mitad de la temporada ha subido el nivel de una forma muy loca, volviendo a ser tremendamente divertida. Y es que la primera fue muy irregular, con capítulos aburridísimos (la gran mayoría) alternados con otros divertidísimos (el de Acción de Gracias: "Me siento como Dexter. Creo. Nunca he visto esa serie"). Y lo sucedido en la season finale pide a gritos una continuación. Una continuación que, por muy dramática que se presente, tomará un giro cómico cuando menos lo esperemos. La serie sigue siendo el show de Gina ("¿Quieres que te enseñe a besar?"), aunque es cierto que se trata de una serie muy coral en la que todos los personajes derrochan diversión por los cuatro costados. Además este año fuimos testigo del crossover entre 'Brooklyn Nine-Nine' y 'New Girl', aunque tampoco fue gran cosa.

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