'Empire' ha sido la sensación de esta midseason; de la temporada; y, si me apuras, probablemente de este año al que le quedan por delante algo más de nueve meses. Su estreno en Enero, aunque quedó por debajo de los diez millones de espectadores, marcó un fortísimo 3.7 en demos. Sus dos últimos capítulos, emitidos la semana pasada, superaron los 16 millones y medio de espectadores, lo que se tradujo en un impresionante 6.5. FOX lo tuvo claro y la renovó por una segunda temporada (crucemos los dedos para que sea corta) después de ver su continuo crecimiento. Promos en 'American Idol' (da vértigo pensar qué ocurriría si Idol tuviese el tirón que tuvo en el pasado), el disco que recoge los temas que han sonado durante la primera temporada número uno en ventas, actores con contratos discográficos, presencia en los Oscar con momento raruno incluido... 'Empire' ha venido para quedarse.
El imperio de Lucious Lyon se tambaleó cuando al músico se le diagnosticó ELA, avisándole de que su muerte estaba más cerca de lo esperado, y poniendo en peligro la futura salida en bolsa de la discográfica (bueno, de la discográfica y de la marca que es en sí Empire, porque anda que no tienen merchandising). Lucious debía elegir un sucesor de entre sus tres hijos: Andre, el mayor, bipolar, el más involucrado en Empire pero carente de dones musicales y casado con una blanca (en un mundo tan negro, la blanca es una mancha); Jamal, el mediano, gran intérprete y mejor compositor y enemistado con su padre por su homosexualidad; y Hakeem, el menor, el pichabrava, el mujeriego, pero gran rapero. La salida de la cárcel de Cookie, la madre, después de 17 años encerrada, supondrá un terremoto para la empresa y la familia, pues Cookie está dispuesta a reclamar lo que es suyo y a luchar por regresar al mundo de la música por todo lo alto (¿cómo de maravillosa fue esa escena en la que estaban todos en el estudio dormidos/borrachos menos ella?).
La primera temporada de 'Empire' ha tenido de todo: baberos para realizar mamadas, llamadas a Obama, una mini trama lésbica que se perdió por el camino, proposiciones de boda (con el anillo que Richard Burton le regaló a Elizabeth Taylor, ahí es nada), amigos de un hermano que van a atracar al otro hermano como si fuese tonto y no fuese a reconocerles, momentos musicales de vergüenza ajena (no por la música en sí, sino por ver a todos los extras moverse al son de la música, igual me da en fiestas que en el estudio), paternidades no reconocidas que salen a la luz y terminan afectando al Lyon equivocado, momentos bipolares bajo el agua de la ducha, infidelidades varias ("¿Quieres coito con Cookie? Deshazte de esa perra"), fraudes y amenazas.
A partir de aquí, spoilers de los últimos capítulos de la temporada.
Después de comprobar que su padre está dispuesto a pagar a su novia (nada más y nada menos que Naomi Campbell, maravillosa llorando desconsoladamente en el coche) para que desaparezca, Hakeem (¿puede tener Bryshere Y. Gray los brazos más largos y los pezones más pequeños?) pasa de Empire, de convertirse en sucesor de su padre y con la rabieta que lleva encima decide irse a la discográfica del archienemigo de su padre a grabar su disco. Después de tirarse a la que hasta hace unas semanas era su madrastra (¿quién se fía de una señora con ese flequillo?). ¿Puede alguien explicarme por qué Hakeem tiene amigos tan físicamente extraños?
Andre se volvió loco delante de todos, intentó volarse la cabeza y terminó duchándose vestido ("problemas de gente blanca" según su madre). Por eso su padre le eliminó de la lista de posibles sucesores, aunque ésto lo tenía claro por estar casado con una blanca (bonito detalle hacerle aparecer con la cara verde, o convertirla en una "puta de geriátrico"). La aparición de Michelle White (Jennifer Hudson), una negra adicta al gospel y a Dios, le abrió los ojos, le curó y le hizo renunciar a todo lo que tenía en Empire (después de decirle "Reza conmigo" cuando en realidad parecía que le iba a hacer la mamada del siglo). Hasta que papá Lyon apareció, le ofreció un contrato discográfico y Dios desapareció del mapa. Y así Andre regresó a casa. Su mujer, después de irse de casa, regresa para cargarse a su tío Vernon y decirle que está embarazada. ¡Las blancas no traen otra cosa que problemas!
Jamal es un intenso de cuidado (¿por qué esas letras? ¿por qué salir a cantar como si fuese el protagonista de 'Jesucristo Superstar'?). Odia a su padre y su padre le odia a él. Por eso salió del armario en plena fiesta ibicenca retocando uno de los mayores éxitos de su padre. Ahora es un icono gay y los niños se acercan a darle las gracias en sus firmas de discos. Por el camino cambió de novio: dejó detrás al latino para hacerse con un negro (Eka Darville), un señor muy pesado que sólo sabe coger su cámara y dar vueltas alrededor de Jamal (además de ser un desagradecido con Lucious, que es quien le da trabajo pero ahora él decide que ya no quiere trabajar para él). Descubrió que su hija no era su hija sino que era de su padre. ¿Hay alguna mierda más para poder echar en esta relación? Lo mejor es que cuando su padre le dice que si tiene un monstruo dentro de él le elige como sucesor, Jamal se vuelve loco y decide que lo mejor, con lo poquica cosa que es, es amenazar al enemigo de su padre con tirarle desde un balcón. Bueno, y ponerse a cantar en su antigua casa, componiendo sobre la marcha un mega éxito. "Vida diaria de un compositor". Eso sí, Jamal es muy malote y lo primero que hace al verse convertido en el nuevo jefe, es tirarse a su novio en el despacho de su padre. Lo mejor de Jamal han sido sus pelucas en los flashbacks.
¿Recordáis cuando Lucious le dijo a Vernon que quería pasar el resto de su vida con Cookie? Pues olvidadlo. Ni ella tiene ganas (sinceramente, su trama amorosa con Derek Luke me ha importado bien poco, aunque sólo por ese "Cookie, yeah, that's my name. Take a bite. Take these cookies!" ha merecido la pena. Lucious descubre que no está enfermo de ELA, sino que su enfermedad es la miastenia (malditos síntomas similares). Pero claro, la serie es un éxito y no vamos a matar a uno de sus personajes. "Es una enfermedad crónica pero altamente tratable". Así que con fuerzas renovadas se pone a putear al personal: lleva a la cristiana de Andre al lado oscuro y la convierte en cabeza de cartel de su concierto, expulsa a Cookie de Empire, decide que su hijo gay, al que repudia, es su mejor elección como sustituto y ve cómo la que era su prometida se lía con su hijo menor. Para colmo, hace una confesión COMPLETA de todos sus secretos en sueños y con Cookie de testigo. Maravilloso momento seguido de un cuasi asesinato con almohada incluida. Fascinante su obsesión con la religión: "Lucious Lyon se convierte en un dios", "He regresado de entre los muertos, como Jesús, soy tu Mesías".
Para cuando Lucious intenta enmendar sus errores (menudos regalos de pacotilla, horteras, bien bañados en oro) es tarde. Jamal está en su equipo, pero los otros tres (Andre, Hakeem y Cookie) se alían con, nada más y nada menos, que Anika para sabotear la salida a bolsa con una OPA hostil. A la familia Lyon le hacen falta muchas horas de terapia musical. Lucious termina detenido. "Pueden pensar que han escapado de esto, pero que no se engañen, esto es sólo el comienzo. Las calles no pudieron detenerme, la enfermedad no pudo pararme, incluso Dios no pudo matarme. Llegará el día en que Lucious Lyon volverá. Hora de jugar, zorras".
'Empire' se despidió con una doble season finale y con la difícil tarea de superar a su primer año. Los personajes regulares los tienes. Y los invitados también, pues menuda retahíla de fichajes nos espera en su segunda temporada. Todos negros, claro. A los blancos, si se les ficha, es para hacer de villanos (Kaitlin Doubleday), para dar vida al servicio, o para ser una desgraciada (Courtney Love).
El imperio de Lucious Lyon se tambaleó cuando al músico se le diagnosticó ELA, avisándole de que su muerte estaba más cerca de lo esperado, y poniendo en peligro la futura salida en bolsa de la discográfica (bueno, de la discográfica y de la marca que es en sí Empire, porque anda que no tienen merchandising). Lucious debía elegir un sucesor de entre sus tres hijos: Andre, el mayor, bipolar, el más involucrado en Empire pero carente de dones musicales y casado con una blanca (en un mundo tan negro, la blanca es una mancha); Jamal, el mediano, gran intérprete y mejor compositor y enemistado con su padre por su homosexualidad; y Hakeem, el menor, el pichabrava, el mujeriego, pero gran rapero. La salida de la cárcel de Cookie, la madre, después de 17 años encerrada, supondrá un terremoto para la empresa y la familia, pues Cookie está dispuesta a reclamar lo que es suyo y a luchar por regresar al mundo de la música por todo lo alto (¿cómo de maravillosa fue esa escena en la que estaban todos en el estudio dormidos/borrachos menos ella?).
La primera temporada de 'Empire' ha tenido de todo: baberos para realizar mamadas, llamadas a Obama, una mini trama lésbica que se perdió por el camino, proposiciones de boda (con el anillo que Richard Burton le regaló a Elizabeth Taylor, ahí es nada), amigos de un hermano que van a atracar al otro hermano como si fuese tonto y no fuese a reconocerles, momentos musicales de vergüenza ajena (no por la música en sí, sino por ver a todos los extras moverse al son de la música, igual me da en fiestas que en el estudio), paternidades no reconocidas que salen a la luz y terminan afectando al Lyon equivocado, momentos bipolares bajo el agua de la ducha, infidelidades varias ("¿Quieres coito con Cookie? Deshazte de esa perra"), fraudes y amenazas.
A partir de aquí, spoilers de los últimos capítulos de la temporada.
Después de comprobar que su padre está dispuesto a pagar a su novia (nada más y nada menos que Naomi Campbell, maravillosa llorando desconsoladamente en el coche) para que desaparezca, Hakeem (¿puede tener Bryshere Y. Gray los brazos más largos y los pezones más pequeños?) pasa de Empire, de convertirse en sucesor de su padre y con la rabieta que lleva encima decide irse a la discográfica del archienemigo de su padre a grabar su disco. Después de tirarse a la que hasta hace unas semanas era su madrastra (¿quién se fía de una señora con ese flequillo?). ¿Puede alguien explicarme por qué Hakeem tiene amigos tan físicamente extraños?
"Y me la voy a tirar mientras rezamos el Padrenuestro" |
Jamal es un intenso de cuidado (¿por qué esas letras? ¿por qué salir a cantar como si fuese el protagonista de 'Jesucristo Superstar'?). Odia a su padre y su padre le odia a él. Por eso salió del armario en plena fiesta ibicenca retocando uno de los mayores éxitos de su padre. Ahora es un icono gay y los niños se acercan a darle las gracias en sus firmas de discos. Por el camino cambió de novio: dejó detrás al latino para hacerse con un negro (Eka Darville), un señor muy pesado que sólo sabe coger su cámara y dar vueltas alrededor de Jamal (además de ser un desagradecido con Lucious, que es quien le da trabajo pero ahora él decide que ya no quiere trabajar para él). Descubrió que su hija no era su hija sino que era de su padre. ¿Hay alguna mierda más para poder echar en esta relación? Lo mejor es que cuando su padre le dice que si tiene un monstruo dentro de él le elige como sucesor, Jamal se vuelve loco y decide que lo mejor, con lo poquica cosa que es, es amenazar al enemigo de su padre con tirarle desde un balcón. Bueno, y ponerse a cantar en su antigua casa, componiendo sobre la marcha un mega éxito. "Vida diaria de un compositor". Eso sí, Jamal es muy malote y lo primero que hace al verse convertido en el nuevo jefe, es tirarse a su novio en el despacho de su padre. Lo mejor de Jamal han sido sus pelucas en los flashbacks.
"Cuéntame más, me interesa" |
Para cuando Lucious intenta enmendar sus errores (menudos regalos de pacotilla, horteras, bien bañados en oro) es tarde. Jamal está en su equipo, pero los otros tres (Andre, Hakeem y Cookie) se alían con, nada más y nada menos, que Anika para sabotear la salida a bolsa con una OPA hostil. A la familia Lyon le hacen falta muchas horas de terapia musical. Lucious termina detenido. "Pueden pensar que han escapado de esto, pero que no se engañen, esto es sólo el comienzo. Las calles no pudieron detenerme, la enfermedad no pudo pararme, incluso Dios no pudo matarme. Llegará el día en que Lucious Lyon volverá. Hora de jugar, zorras".
"Game time, bitches" |
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