Si alguien me preguntase cuál ha sido el programa revelación de este comienzo de año tendría clara mi respuesta: 'Lindsay'. El reality emitido en OWN (la cadena de Oprah Winfrey) en torno a la figura de Lindsay Lohan ha sido todo un éxito: no sé si ha despertado el interés de la audiencia y desconozco las críticas que ha recibido, pero a mí me ha parecido un buen trabajo televisivo que nos ha acercado a la joven actriz en su etapa de "vuelta al redil". Dirigido por Amy Rice (una de las realizadoras nominadas al Emmy por 'Barack Obama: Camino hacia el Cambio"), a lo largo de 8 capítulos hemos sido testigos del día a día de la protagonista de 'Chicas Malas' (que este miércoles celebró su décimo aniversario).
Todo comenzó con Oprah entrevistando a Lindsay y preguntándole acerca de lo que quería de 'Lindsay': "Just to be, being honest. And open". Desde aquella entrevista inicial hasta la que ha puesto punto final al programa (esta vez entre Lindsay y Amy Rice), realizada 289 días después de salir de rehab hemos visto a Lindsay reunirse con su familia (por separado, siempre), especialmente con su mandre Dina, buscar apartamento (le costó muchísimo conseguirlo), plantar a fotógrafos para sesiones de revista (ganándose el odio de la directora de moda de Elle Indonesai "That bitch, that bitch, that bitch Lindsay!"), cumplir con su pena de servicios sociales (verla rodeada de niños era una auténtica monada, especialmente junto a Donovan, que le robó el corazón), indignarse porque no trabajaba, confesar que durante una cena había tomado una copa de vino, ver cómo sus amigos (¿rusos?) se hacían agujeros en las orejas con cuchillos (¿os imagináis a Frenchy y Sandy cuchillo en mano en 'Grease'?), impedir que el equipo de grabación accediese a su piso cuando ella quería (especialmente al principio, razón por la cual Oprah tuvo que intervenir), comenzar su propio reality dentro de su reality (Lindsay siniestra llorando ante la cámara), acudir a Shanghai a recibir un premio de moda, sufrir porque había perdido su ropa de cama, presentar a Miley Cyrus en un concierto de Navidad (¿se tiraría a Liam Hemsworth ante el desplante de Cyrus?), pedirle a su asistente Matt Harrell que las celebrities a las que escribía en Twitter le contestasen, asistir a una fiesta de Halloween vestida de Carrie, trabajar junto a Jared Leto, reunirse con una editorial para publicar unas posibles memorias y, finalmente, presentar en Sundance la película que empezará a grabar en Junio ("Inconceivavble") y de la que sólo se sabe que ella estará en el reparto y que ejercerá de productora.
Lindsay no ha estado sola: su asistente, Matt Harrell (se merece un monumento) le ha acompañado en todo momento, excepto durante las seis semanas que regresó a Los Ángeles y que dieron pie a que la prensa publicase que había abandonado porque Lindsay no le había pagado. El propio Harrell aclaró que se le pagó al principio y que regresó porque Lindsay se lo pidió personalmente. A Matt le ha tocado hacerlo todo: enfrentarse a un paparazzi por fotografiar a Lohan durante una sesión de fotos, hacer la mudanza (le tocó recoger todas las pertenencias de Lindsay en el hotel al mudarse al apartamento y le tocó organizar las cosas una vez hecha la mudanza) o dar la cara por ella cuando no quería que le grabasen. Michael Cormier ha sido su sober coach, preocupado por el alto nivel de estrés al que Lohan se enfrentó al salir de rehab y que volvió a su vida normal cuando lo consideró necesario (y con la duda "Is Lindsay still sober"?). AJ Johnson ejerció de guía espitirual de Lindsay convertida en mejor amiga. Fue todo un descubrimiento y puso todo su empeño en ayudar a Lohan. Pero cuando Johnson le preguntó si era verdad que había bebido una copa de vino Lindsay se sintió traicionada y Johnson se fue.
Paralelamente a la emisión del reality hemos asistido a distintas polémicas. La primera giró en torno a la famosa lista de polvos VIP que había echado Lindsay. En la entrevista final ella misma aclaró que la escribió porque formaba parte de los pasos que debía dar tras salir de rehab. Una lista que había escrito para Cormier y que fue filtrada por alguien que ayudó en su mudanza y que apareció al principio del programa pero que, a día de hoy, ya no es amigo de Lohan. Otro tiene que ver con una de sus confesiones finales: sufrió un aborto durante el rodaje del programa, razón por la cual se detuvo dos semanas y que hicieron que se le convirtiese en responsable de retrasar el trabjo. Según la propia Lindsay nadia sabía lo del aborto. Y la tercera polémica enfrentó a Lindsay Lohan contra Jennifer Lawrence, a la que acusó de practicar sexo para recibir papeles. Durante el programa, Lindsay ya criticó sutilmente a Vanessa Hudgens, a la que convirtió en su principal sustita de cara a potenciales papeles en el cine.
No sin mis extensiones |
Independientemente de las polémicas, 'Lindsay' ha sido toda una revelación. Completamente recomendable para los fans de la actriz (en palabras de todos los que han participado, una de las más talentosas de su generación). Y aunque ha quedado demostrado que trabajar con Lohan debe ser una tortura, no por ello le queremos menos. #TeamLiLo.
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