martes, 28 de noviembre de 2017

Todos somos uno


Los amantes del cine de terror (y del slasher en particular) celebramos el año pasado el estreno de 'Slasher', serie canadiense que supuso el estreno de la cadena (estadounidense) Chiller en el terreno de la ficción. Su primera temporada (compuesta por un total de 8 episodios), pudo verse una vez concluida en Netflix. Su segunda temporada ha tardado en llegar (lo hizo el pasado 17 de octubre) y ha vivido un cambio de cadena y de distribución, pues ahora es Netflix la poseedora de sus derechos (y que la tiene en su catálogo como serie original propia).

Su primera temporada (que nos descubrió a esa mamarracha llama Katie McGrath a quien podemos ver en 'Supergirl'), que tenía como villano al verdugo de Waterbury, fue bastante disfrutable y cumplió con las expectativas. La segunda (también de 8 capítulos), con el sobrenombre de 'Guilty Party' ('Slasher' es una serie antológica, por lo que las temporadas no comparte ni trama ni reparto), ha dado un par de pasos adelante con respecto a la primera, ha abrazado el gore y la violencia y nos ha hecho disfrutar a lo grande.


La historia es sencilla: cinco años después de haber vivido un trágico acontecimiento en los alrededores del campamento de verano en el que trabajaban como monitores ("No quiero ser mayor. Quiero ser monitora de campamento siempre" "Yo creo que hacerse mayor tiene que molar"), un grupo de jóvenes regresa al lugar para eliminar la prueba que les vincula con aquel hecho. El campamento ya no es tal y ahora alberga una comuna una casa en la que conviven los miembros de una secta una familia (cada uno con su particular situación personal), a quienes tendrán que ocultar sus verdaderas intenciones. El trágico acontecimiento al que me refiero es el juicio al que sometieron a Talvinder (Melinda Shankar) "por ser una puta zorra". Para que nos entendamos: Talvinder es a 'Guilty Party' lo que Alison DiLaurentis a 'Pretty Little Liars'. Pero el espectador no termina de descubrir lo mala que es Talvinder hasta que vamos conociendo, mediante flashbacks, las putadas a las que sometió a sus amigos. Amigos

A partir de aquí spoilers de 'Slasher: Guilty Party'. Si desconoces el (loquísimo) giro que toma la serie en su desenlace, no sigas leyendo.


Las intenciones de 'Guilty Party' quedan claras cuando, poco después de empezar su primer capítulo, vemos morir (siendo atravesado por una motosierra) a Gene (el guapísimo Jefferson Brown). La suya es la primera muerte de una larga lista, a cual más sangrienta y dolorosa. Ninguno de los habitantes de "We live as one", el nombre de la comuna de la casa, está a salvo. Ni siquiera los recién llegados, que despiertan las sospechas de la secta familia. Pero cuando aparece el cadáver de Andi (Rebecca Liddiard), una de las antiguas monitoras, la locura estalla el dejar claro que cualquiera puede convertirse en la siguiente víctima. Pero, ¿quién es el (o la) responsable de semejante festival de vísceras (que las hay en grandes cantidades)?

Como en toda película (o serie) que se centre en un asesinato (o en una serie de asesinatos), todos los personajes son posibles asesinos hasta que se demuestre lo contrario. O lo que es lo mismo: hasta que mueren. Así van cayendo todos, uno a uno después de que conozcamos su pasado (especialmente rocambolesco es el de Glenn [Ty Olsson], que incluye cierto momento en un autobús difícil de olvidar y la consecuencia derivada del descubrimiento de su verdad) y, o bien las razones que les llevaron a "We live as one" (si hablamos de uno de los miembros de la secta) o bien la forma en la que rehicieron sus vidas tras lo ocurrido con Talvinder (si es uno de los monitores). Lo mejor que tiene 'Guilty Party' es a sus personajes: una colección de insoportables (mención especial para Renée [Joanne Vannicola] y Antoine [Christopher Jacot], las razones de ser de "We live as one": "Nuestro matrimonio no fue convencional pero nos queríamos") que te llevan a desear su muerte y a aplaudirla mientras está sucediendo.


Cinco son los personajes que llegan vivos hasta la season finale. Entre ellos está el asesino. El plot twist llega al descubrirse que uno de ellos ni siquiera está vivo y que sólo vive en la cabeza de otro de ellos. Wren resulta que es en realidad Owen ("Nosotros pagamos su castigo, así que una muerte dolorosa y lenta es justo lo que se merece este mierda"), el monitor al que cargaron con la muerte de Talvinder y que se suicidó estando en prisión y Judith (Leslie Hope) es su madre. Wren es un personaje que vive en la imaginación de su madre (de ahí que ningún otro personaje hable con él y que cuando ven a Judith hablando sola sonrían), que se vuelve loca convirtiéndose en su hijo y vengando su muerte. "¡Mamá, haz justicia!"

Lo fuerte es que, aunque no vemos cómo ni cuándo llegó Judith a "We live as one" sí sabemos que es la única a la que le dejan tener medicamentos en casa, dejando caer que conocían su situación mental ("Ahora soy una mujer mucho más fuerte de lo que era antes de llegar aquí y quieres usar mi pasado en mi contra"). ¿Por qué nadie se planteó que la loca pudiese ser la asesina? ¿Fue alguien capaz de pillar este giro? Porque he de confesar que yo sí me olí que Wren (del que también sospeché que era Owen) fuese hijo de Judith y que tuviesen algún tipo de relación sexual muy retorcida. 


Así que al final las únicas supervivientes son las mujeres: Judith (por razones obvias), Keira (Madison Cheeatow), la enfermera/doctora de la casa y Dawn (Paula Brancati), dueña y señora de 'Guilty Party' y auténtica final girl de la historia. Aunque no por mucho tiempo, ya que Judith/Owen tienen planes para ella en el momento en el que recupere la libertad (Dawn no sólo es una mujer fuerte sino que además es sincera y humana y termina confesando la verdad a las autoridades). Ojalá tengamos tercera temporada de 'Slasher' el año que viene.

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