'Veep' despidió su cuarta temporada hace poco más de una semana demostrando que es una comedia que no deja de crecer y que, antes o después, terminará haciéndose con el Emmy a la Mejor Comedia (galardón que, en la categoría de Mejor Actriz de Comedia, lleva ganando tres años seguidos Julia Louis-Dreyfus).
Selina ("Tal vez podamos poner Afganistán en eBay") terminó la temporada anterior con la noticia de que, tras la renuncia del Presidente y como vicepresidenta que era, se iba a convertir en la nueva líder del mundo libre. Por tiempo limitado y hasta las siguientes elecciones, cuando el pueblo americano decidiese su destino. Y los diez capítulos que han compuesto la cuarta temporada se han dedicado a contarnos cómo Selina ("Vaya, en paz con Israel, en guerra con los nativos americanos. ¿Sabes qué soy? Soy lo contrario de Mel Gibson") y su equipo han vivido la campaña, comenzando con su fatídico discurso de investidura en el que, sin gafas ni teleprompter, tuvo que improvisar sus palabras. El secuestro de un periodista americano ("Necesita desodorante") en Irán tampoco les puso las cosas fáciles, especialmente a Gary y a Mike, que fueron retenidos en el aeropuerto con botellines de alcohol destinados al avión de los periodistas que cubrieron el suceso. Aunque el que se vio en apuros fue el insoportable de Jonah cuando se convirtió en víctima de acoso sexual por parte de Teddy Sykes (Patton Oswalt).
Su hija Catherine ("De pequeña era gordita, pero adelgazó cuando se hizo mayor. Gracias a Dios") ha tenido este año mayor relevancia que en el pasado (no me cansaré de repetir que Catherine debería dejarse ver por el universo 'Girls'), como cuando su madre le intentó ayudar a resultar simpática al público. Catherine pilló por sorpresa a su madre cuando le confesó que se había prometido, y a Selina ("Dios, qué lento pasa el tiempo junto a Catherine") le entraron mareos sólo de pensar en la posibilidad de convertirse en abuela. La llegada de Karen Collins (Lennon Parham), amiga de Selina y otra inútil como la Presidenta, supuso el final de Amy (¡qué temporadón el de Anna Chlusmky!), que terminó estallando y soltando sapos y culebras contra su jefa ("Usted es lo peor que le ha pasado a este país").
La siguiente crisis ("Supongo que también podríamos comer coños todo el día, ¿no?") con la que les tocó lidiar a Selina & Co. fue la elección de su posible vicepresidente (en alusión a su competidor "Tiene a la mexi sexy, ¿qué tengo yo?"), recurriendo a muchos de los personajes a los que se enfrentó en el debate de la pasada temporada (hola Randall Park). Pero la solución tenía (casi) nombre de cantante de éxito: Tom James (Hugh Laurie), cuyo único trapo sucio era la propia Selina. Pero lo que no supo prever Selina (ni nadie en su equipo) era que James iba a robarle protagonismo derrochando carisma a raudales y levantando pasiones por todos los destinos por los que la caravana Meyer-James se paseó haciendo campaña ("No quiero romperme una teta. No fueron baratas").
Después de sufrir dos (comiquísimos) intentos de asesinato ("¿Viene a matarme y ni siquiera sabe mi nombre?") en el que Sue estuvo más genial que de costumbre ("¿Qué vas a hacer con un reloj? ¿Decirle que llega tarde?") llegó el escándalo de las filtraciones, que terminó con el despido de Dan (que terminó trabajando codo a codo con Amy) y el fracaso deseado de su nefasta ley familiar, con un fantástico episodio en el que Jonah, Richard, Dan y Amy tenían como objetivo boicotear voluntariamente dicha ley mientras Selina estaba enferma y se comunicaba con su equipo por medio de mensajes de audio. Ambas tramas terminaron uniéndose en el noveno capítulo de la temporada, en el que todos los involucrados se vieron obligados a prestar testimonio, incluida la propia Selina ("Soy la Presidenta. No tengo tiempo para amigos"), y eligiendo a Bill Ericsson como hombre al que inmolar
En el siguiente párrafo spoilers sobre el final de temporada.
La temporada llegó a su final con un episodio tenso, en el que todo el equipo de Selina se encerró en la suite presidencial de un hotel de Baltimore para seguir los resultados de la noche electoral. Mientras Bill no hacía otra cosa que recordar su futuro en la cárcel, Selina estalló cuando descubrió que, ante un posible empate, Tom podría terminar convirtiéndose en Presidente ("¿Podría ganarme esta elección mi puto vicepresidente?" "El libro de normas ha sido hecho pedazos y América se está limpiando su asqueroso culo con él") y acudió a abrazarse a Amy, que terminó regresando junto a su antigua jefa. Finalmente el empate se produce y, ante la posibilidad de terminar él en el poder, Tom le hace a Selina la peor de las proposiciones posibles: "¿Quieres ser mi vice?".
La temporada que viene 'Veep' afrontará su quinto año en antena sin Armando Ianucci, creador de la serie, porque abandona la producción. ¿Veremos a los selinos haciendo campaña por su jefa entre todos los miembros del Congreso? ¿Conseguirá Selina convertirse en Presidenta por méritos propios? ¿O volveremos a verle en su antiguo despacho ejerciendo de vicepresidenta?
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