El domingo la cadena de cable Showtime emitió el último capítulo de la segunda temporada de 'Masters of Sex', el drama que en su primer año nos lo dio todo y que en el segundo nos lo ha quitado. La pérdida del factor novedad y unas tramas que verdaderamente no interesaban a nadie (lo de Langham y las pastillas de adelgazamiento es de juzgado de guardia) han sido las claves para demostrar que los 12 episodios emitidos este año han decepcionado. ¿Y por qué se han tomado tan en serio que todos y cada uno de los capítulos de la temporada durasen prácticamente una hora?
A partir de aquí spoilers de la season finale.
Bill y Virginia han puesto especial empeño en arreglar el problema del doctor, encontrando la clave en algo tan sencillo como tocarse. Así parece que han puesto fin a la pesadilla que llevaba persiguiendo al doctor Masters desde hace algún tiempo. Pero no todo es felicidad: su mujer Libby sigue formando parte de una ecuación en la que sólo debería haber dos incógnitas. Está claro que Bill quiere y desea a Virginia, dos sentimientos que Libby no despierta en él. Ella es la dama de rojo que interrumpe su sueño Kennedy. Aunque la señora de Masters tiene sus propios sueños y planes. Esta temporada hemos asistido a su despertar sexual; un despertar que le ha hecho abrir los ojos y acercarse a lo prohibido. Robert ("No sé por qué dejé que pasara eso"), afroamericano, se ha convertido en el (oscuro) objeto de deseo de la rubia ("¿Qué pasa si lo hiciste porque me deseabas?"), que comenzó a perder la inocencia cuando tuvo sus problemas con Coral. Que se cuide mucho Bill, que su mujer sabe que le lleva siendo infiel desde hace tiempo y no falta nada para que Virginia se lo cuente todo (especialmente después de esa conversación en el parque).
A Virginia le toca lidiar con otro problema mucho mayor: la custodia de sus hijos. Su ex marido George ha regresado (regresar a la serie, que en su vida parece ser que seguía) con la intención de pasar más tiempo junto a sus hijos después de haberles ignorado durante gran parte de sus vidas. La responsable de este cambio es su nueva pareja, Audrey, a la que no hemos puesto cara pero que seguro se dejará ver el año que viene. Virginia se ha visto entre la espada y la pared y ha terminado eligiendo su proyecto (y a Bill) antes que a sus hijos. De esta forma ha satisfecho las exigencias de George en detrimento de alejar a su hijos de su vida. Durante un tiempo. Es un tema demasiado jugoso (y dramático) como para dejarlo pasar con tanta facilidad. Y después de comprobar que la CBS no va a emitir todo el material grabado, Virginia ha renunciado a su familia por nada. Y por culpa de Bill, que es lo más gordo.
De la trama de Langham con Cal-o-Metric no pienso decir nada porque me ha parecido el horror. ¿De verdad el médico deja de ejercer la medicina para convertirse, por muy bueno que esté, en la imagen de unas pastillas de adelgazamiento y someterse sexualmente a los deseos de su jefa? El único sentido que le veo a todo esto es que hayamos descubierto ese secreto que se guardaba Flo y que igual se explota con una trama política la temporada que viene. ¿Langham trabajando para Kenndy? Lo mismo me ocurre con Lester y Barbara, cuya trama estaba hecha para que nos enamorásemos de los personajes y no he sentido otra cosa que no fuese tedio. Casi prefería a Betty y su marido (que llegaron para convertirse en el nuevo matrimonio Scully, que a su vez tendrá forma en la tercera temporada a través de los personajes de Betsy Brandt y Kevin Christy). Precisamente Barton ha regresado al universo 'Masters' de la mano de Bill, ya que es a quien pide ayuda para que le ayuda a boicotear su proyecto televisivo, convencido de que no puede salir a la luz hasta que él y Virginia obtengan resultados. Así pues volvemos a ver también a Ethan. ¿Qué pasará entre Virginia y Bill cuando ella descubra la jugarreta que le ha hecho el doctor?
Es una pena que la temporada haya terminado siendo tal flop con el buen comienzo que tuvo. ¿Por qué no dejaron más tiempo a la doctora DePaul con lo bien dibujada que estaba escrita su relación con Virginia? Lo mejor de esta segunda tanda de episodios ha sido Lizzy Caplan, que sinceramente creo que se ha comido con patatas a Michael Sheen; o ver a Ann Dowd ejerciendo de madre del doctor Masters a la vez que le veíamos vestir de blanco, silenciosa y fumando a todas horas en 'The Leftovers'. Muy bien lo tiene que hacer 'Masters of Sex' para no sufrir una fuga de espectadores/blogueros/tuiteros, o sólo seremos cuatro gatos los que acompañaremos a Masters y Johnson en su investigación.
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