La ABC tuvo suerte el año pasado con sus comedias. Por un lado "Suburgatory", que tuvo temporada completa y fue renovada sin problemas (aunque estuvo bastante discreta en su segunda mitad); por otro, "Don't Trust the Bitch in Apartment 23", esa comeda/joya que estrenó ya entrado el año y que conquistó a un público muy fiel; y por último "Happy Endings", que aunque les saca una temporada de ventaja a las otras dos, tampoco tuvo problemas para renovar. Las tres han estrenado temporada en estos días.
"Don't Trust the Bitch in Apartment 23" forma parte del nuevo bloque de comedias que la ABC ha colocado los martes junto a "Happy Endings" y rodeadas por "Dancing with the stars" y "Private Practice". El resultado no ha sido todo lo satisfactorio que se esperaba, pues la Bitch23 marcó un 1.7 en demos con sólo 4.280.000 espectadores. Veremos cómo llega a Mayo. La serie sigue el camino marcado por su primera temporada con una Chloe a la que es imposible no adorar (es la diosa del blog esta semana). La premiere ha tenido como protagonista la posible reunión del cast de "Dawson Crece"; reunión que sólo James Van der Week quiere celebrar. Como el resto de sus compañeros de reparto no quiere, James intenta colarse en la reunión de "Malcolm", al que acorrala en un supermercado proponiéndole su idea. June está loca por que tenga lugar la reunión de "Dawson", todo lo contrario a Chloe, que trae a Morris de "Salvados por la campana" para convencer a James de que el pasado hay que dejarlo atrás. Todo ello con cameos de Busy Phillips, Frankie Muniz y Mark-Paul Gosselaar.
A "Happy Endings" su nueva ubicación tampoco le ha sentado nada bien, y eso que tiene de telonero al reality de los bailes (en horas bajas, todo hay que decirlo). Un poco menos de seis millones de espectadores y un 1.9 en demos son prueba de ello. Aunque también es cierto que nunca destacó por sus audiencias. La serie de los "finales felices" es uno de mis happy places preferidos, y es que es imposible no sentirse como uno más en este grupo tan peculiar. En la premiere las historias han estado divididas por parejas: por un lado Brad y Jane, que está encantada con que su marido sea "Mi mujercita. Mi niña. Mi niña pequeña. Mi zorra. ¡Tú, zorra! ¿Quién es mi pequeña y enana zorra?", aunque esta situación le has durado poco; Alex y Dave continúan la trama donde la dejaron al finalizar la segunda temporada, y aunque les cuesta admitir que están enamorados y que lo suyo sólo es casual ("Tango y Casual, Franklin y Casual, Rizzoli e Isles en casual") terminan aceptando que se quieren en exclusiva; y Penny y Max (¿está más delgado o me lo parece a mí?), que pone en práctica la película "Misery" para conseguir ligarse al fisioterapeuta (Matthew del Negro) de su amiga. Penny, por cierto, parece que sigue con Chris (Brian Austin Green) y ya no está enamorada de Dave.
"Surburgatory" sigue en la noche de los miércoles como el año pasado. Su estreno, inferior al de la temporada pasada, le reportó un 2.8 en demos con 7.600.000 espectadores. La serie protagonizada por Jane Levy fue muy irregular. Tuvo grandes capítulos, y capítulos muy muy meh. Y, por desgracia, ha vuelto con un capítulo de los del segundo grupo. A esta serie le falta mala leche y que Dalia (Oprah) y Dallas tengan mucho más protagonismo. La trama de la familia Shay es todo menos interesante (ese momento número musical más que risa ha dado vergüenza ajena); que Noah vaya a afrontar la paternidad en soledad puede ser tremendamente divertido y el drama de "Tessa quiere conectar con su madre" no me importa. Así que nos quedamos en las rubias de la serie, diosas y maravillosas, que piden a gritos un spin-off y un reality para ellas solas. Y aunque no tienen todo el protagonismo que merecen, son razón suficiente para seguir viendo la serie.
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