sábado, 29 de noviembre de 2008

There is power in the blood

Aunque lo parezca no voy a hablar ni de True Blood, ni de Dexter. Esta entrada va dedicada a una auténtica obra maestra del cine moderno: Pozos de Ambición (There Will Be Blood). Cuidado, que puedo contar cosas importantes de su trama.

En su momento ya vi la película, poco antes de los Oscar (en los que fue galardonado Daniel Day-Dewis como mejor actor), y ayer aproveché para revisionarla. Es de esas pelis que lo requieren: tras verla una primera vez te quedas un poco descolocado con su escena final. Daniel Day-Lewis está magistral asesinando a un Paul Dano increíble. Pero uno como espectador no termina de entender por qué lo hace. Ni por qué Paul es Eli y viceversa. Te descoloca. Además tampoco terminas de comprender porque la relación padre-hijo acaba tirada a la basura. Después de verla sabes que has asistido a un espectáculo con una banda sonora impresionante, pero no la comprendes (al menos así me ocurrió a mí).

Pero ayer, tras verla por segunda vez lo entendí todo (o eso creo), pero por lo menos ya no le di más vueltas a la cabeza. En relación a Paul-Eli yo creo que son la misma persona, que el chaval tiene un trastorno y de verdad se cree lo que hace. Por eso Daniel, que se percata desde el principio de la realidad, le sigue el juego para conseguir lo que quiere (porque anda que no es ambicioso este señor), y al final le da su merecido, demostrándole que es el auténtico enviado de Dios, él es la Tercera Revelación. En cuanto a la relación padre-hijo (Daniel-H.W.), Daniel nunca lo ha querido como un auténtico hijo (que en realidad no lo es), y lo utiliza de cara al business, por eso al ver que el niño se queda sordo, y que es una carga para él, lo manda a una escuela especializada. Hasta que al final le cuenta a H.W. que no es su padre, sale a la luz el pastel y el niño, ya crecido y casado, decide dejar a su padre.
La película, como ya he dicho, es una obra de arte, que merece la pena ver en versión original. Es de esas pelis que nadie tiene que perderse. Y tiene 3 grandes escenas que deben pasar a la historia del cine:

- La primera la protagoniza H.W. y es de alto contenido dramático. Ese momento en el que el niño dice que no oye su voz, y se abraza a su padre es súper dramática. Y cuando están los 2 en el suelo, cantando, sin que el niño les oiga es enorme.
- La segunda tiene lugar en la iglesia de la Tercera Revelación, durante el "bautizo" de Daniel, gritando que ha pecado, que ha abandonado a su hijo es impresionante. Pero lo más grande es lo que dice Daniel: "Ya tenemos oleoducto". Lo que es capaz de hacer por seguir adelante.
- La tercera es por supuesto el final. Es de los mejores finales, impresionante la persecueción por la bolera, con el bolo en la mano y la posterior muerte de Eli/Paul. Destaca también el momento: "I'm a false prophet. And God is a superstition" (soy un falso profeta y dios es una superstición).

Lo dicho: peliculón con todas sus letras.

3 comentarios:

AG dijo...

No la vi en su día pero debe de estar por mi HD. A ver si la encuentro y le doy una oportunidad un día de estos.

Sunne dijo...

no la conocia.

Alejandro A dijo...

adoro esa pelicula, Daniel Day Lewis estuvo increible y la banda sonora magnifica, que buena pelicula!!,